Quienes seguimos la celebración de la reapertura de Notre-Dame, estuvimos buscando en vano algún signo de vida de la representación española. Entre la cuarentena de autoridades políticas, ni rastro.
La explicación ha sido que solo recibieron invitaciones los Reyes y el ministro de Cultura y que eran intransferibles. Los problemas de agenda de los Reyes (un próximo viaje a Valencia y otro a Italia) no están justificados. En cuanto a Ernest Urtasun pasó el día en Madrid y fue al circo. Habiendo estudiado en un colegio francés, cursado estudios de diplomacia y sido eurodiputado, no podía desconocer el simbolismo del encuentro en Notre-Dame. ¿Pereza por entrar en un templo? «París bien vale una misa», dijo Enrique IV. En este caso no había ni misa.