Amaoto

Amaoto significa en japonés la sensación relajante que produce el sonido de las gotas de lluvia. Si alguien ha leído esta columna durante el mes de agosto (una nunca desespera) sabrá del agotamiento mental que me producen el calor, la luz y el verano. He clamado por una nube, por una tormenta, por un aguacero. He vivido muchos años en Bruselas, feliz en el gris, en ese perpetuo tono plomizo del cielo. Levantarse con las ventanas mojadas, ir por las calles sin preocuparte de la lluvia. En Bruselas se asume la lluvia como un amigo íntimo y nadie va con paraguas, quizás te pongas un sombrero o una gorra, pero poco más. También muchos años en París, donde el gris alcanza todos los matices posibles y se confunde con el zinc de los tejados. Un café cuando llueve sabe mucho mejor. Un vino cuando llueve se bebe mejor. Una amor cuando llueve es un refugio. Las ciudades civilizadas tienen lluvia, río y tranvía (sí, tranvía). Milán, Copenhage, Viena, Estocolmo, Berlín, Amsterdam. El tranvía de Milán es sencillamente maravilloso. Amaoto es el placer que nos producen las gotas de lluvia. Esas músicas inesperadas que van directas al alma. Los que no dormimos escuchamos llover por la noche.