Argentina

Cuando tengo que reconciliarme con la Humanidad con H mayúscula me refugio en algunos autores. La gran mayoría argentinos. Uno de ellos Roberto Fontanarrosa: «De mí se dirá posiblemente que soy un escritor cómico, a lo sumo. Y será cierto. No me interesa demasiado la definición que se haga de mí. No aspiro al Nobel de Literatura. Yo me doy por muy bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: ‘Me cagué de risa con tu libro’». Fue expositor en el III Congreso de la Lengua Española que se desarrolló en Rosario, el 20 de noviembre de 2004. Allí dio una charla mítica titulada «Sobre las malas palabras». Se la resumo: «Las palabras irremplazables. No es lo mismo ser «tonto» que «pelotudo». La fuerza está en la letra «t». Tonto o pelo-ttudo. Anoten el gusto de esa «t» que ya dejo al interlocutor fulminado. Mandar una persona al «carajo» quiere decir mandarla a lo alto de un mástil a divisar tierra. «Carajo» eso es, una palabra irrempazable. Esa placer concentrado en la «j» gutural que te llega al estómago. Otra palabra fundamental en el idioma castellano: «mierda». El secreto está en la consistencia física de la «r». Mierrrda. No es lo mismo que «mielda» que es como lo dicen los cubanos. Que suena a chino y es mucho más débil. Que quizás esté ahí el problema de la Revolución Cubana, su falta de posibilidad expresiva». Argentina es un regalo de lunes por la mañana.