Involucrar, conectar y enseñar para la inclusión. Esta es la carta de presentación de la Fundació Nineta dels Ulls. ¿Quién está al frente de ella? Son los padres de Júlia, una niña que en 2018 fue diagnosticada con rinoblastoma. Querían dar a conocer esta enfermedad minoritaria, el cáncer ocular más frecuente en menores de seis años.
Así que Carme y Joan Carles, desde Tarragona, se pusieron a trabajar y se dieron cuenta de que el camino a recorrer era enorme, alcanzando también a adolescentes que lo pasaban mal. El proyecto nació hace apenas tres años con el fin de fomentar la inclusión social y ha crecido hasta consolidarse y echar raíces en varios puntos del país, convirtiendo a los pequeños protagonistas en «superhéroes y superheroínas» y consiguiendo la participación de miles de escolares.
Y es un ejemplo claro de cómo una iniciativa particular puede consolidarse como un proyecto de referencia en toda regla en el campo de la inclusión social y de la salud. Carme y Joan Carles sí que serían superhéroes. Hace falta más gente como ellos.
La labor de las entidades, fundaciones e iniciativas particulares es clave en casos como el que motivó la creación de Nineta dels Ulls que, partiendo de un caso particular, se ha convertido en referente.
Pero hay mucho más trabajo por hacer. La propia Generalitat ha editado una guía para mejorar la atención inclusiva. Va dirigida a los docentes. Aplicar la mirada universal es muy útil para planificar las actividades pedagógicas teniendo en cuenta las necesidades de todo el alumnado, los puntos fuertes, débiles y diferencias de cada uno: ayudas personalizadas y varios caminos para llegar al mismo lugar.
No es fácil conseguirlo pero por algo hay que empezar. Es clave y urgente que nos pongamos a ello.
