Lo sabe cualquiera que haya circulado por la AP-7 en los últimos años: esta autopista se ha convertido en un infierno desde que se eliminaron los peajes en 2021. El año pasado, los robos en las dos autopistas troncales que pasan por Tarragona se dispararon un 7,1%. En toda Catalunya, este tipo de delitos se ha incrementado entre un 15% y un 17% en el mismo período. Los atracos son llevados a cabo por grupos organizados de origen extranjero, principalmente de Europa del Este, que operan con una gran profesionalidad y coordinación. Los delincuentes suelen distraer a sus víctimas, principalmente turistas y personas mayores, para robarles dinero. Actúan en áreas de servicio claves, especialmente en sentido sur, donde las víctimas llevan más dinero; aunque también lo hacen en la misma vía. De ahí los carteles luminosos que se pueden leer, en inglés o francés, en la misma AP-7: «No confíe en extraños», «Robos en autopista»... Mensajes que, en definitiva, invitan a no ayudar a los vehículos averiados –es obligatorio auxiliar a los accidentados–, y que asustan a cualquiera, ante lo que podría suceder, si pinchamos una rueda en pleno viaje y se nos acerca un supuesto buen samaritano.
Además del aumento en los robos, autopistas como la AP-7 experimentan más accidentes y saturación desde el fin de los pejaes
El análisis que ofrecemos este domingo ahonda en estas cuestiones, pero no contempla otros muchos problemas que han surgido en nuestras autopistas desde la desaparición de los peajes: más retenciones, aumento de los accidentes –especialmente los que implican camiones–, saturación de las vías de servicio... Lo trataremos, sin duda más adelante. De momento, toca reflexionar sobre cómo atajar el problema de la delincuencia en las autopistas. Nadie quiere imponer de nuevo peajes en nuestras autovías, pero lo cierto es que suponen una buena barrera a los criminales. ¿Quizá un sistema de peaje tipo viñeta? ¿Quizá mayor presencia policial? ¿Quizá mayores penas para los ladrones, especialistas en delinquir lo justo para evitar la prisión? Tras tres años sin peajes, y viendo las cifras, resulta imprescindible empezar a responder a estas preguntas.