La UE tiene que acompañar a Tarragona

La globalización pone hoy en tela de juicio la eficacia de las políticas relativas a la industria que propician los países de la UE durante las pasadas décadas. En este sentido, la propuesta del president Salvador Illa de relanzar la economía catalana para posicionarla como uno de los motores europeos es una muy buena noticia. Pero la realidad quiere que, en esta empresa, Catalunya no pueda volar en solitario. Necesita el apoyo de políticas estructurales europeas como las que definió Mario Draghi en su informe, que debe ser la columna vertebral de cualquier estategia económica con posibilidades de éxito en Europa. Las políticas comunes de la UE, por ejemplo en materia de tecnologías como las energías renovables, han fomentado la creación de nuevos productos, pero la actividad industrial no siempre se ha mantenido dentro de la Europa. La UE presenta hoy contradicciones internas, surgidas de la diversidad de políticas estatales o de la diferente aplicación de las normas de la UE en ámbitos como la energía o la protección de datos. Estas distorsiones conducen a la fragmentación dentro del Mercado Único, lo que influye en las decisiones inversoras de las empresas. También ponen en desventaja a la UE como competidor industrial global. Una nueva política industrial debe aumentar la competitividad de Europa mediante la creación de un campo de juego equitativo entre los estados miembros de la Unión y el fomento de la transformación de nuestras industrias. La UE necesita un marco coherente y estratégico para sus políticas, para mantener y defender la apertura y la competencia. Los estados miembros deberían desarrollar una política industrial coordinada y estratégica. Para lo cual debe abordar las inconsistencias entre sus miembros, las preocupaciones sociales legítimas y mejorar la competitividad general. Tarragona, y esta semana lo hemos vivido en primera línea, apunta a convertirse en el hub de la inovación de la industria petroquímica europea. Una aspiración legítima que las inversiones de Repsol han certificado de forma rotunda. Ahora toca que el plan ‘Catalunya Lidera’ se posicione en este sentido, que el gobierno español apoye mejor estas iniciativas, por ejemplo revisando el cierre de las nucleares, y que la UE se deje de lamentaciones y actúe.