«No nos equivoquemos, el problema del barrio no es la cultura ni la religión; el problema es una falta de preparación académica que se junta con la pobreza». Es el claro mensaje que lanza Cristina Lara, directora del Institut Escola Mediterrani de Campclar. El centro ha logrado mejorar las expectativas sociales y educativas del barrio, el que menos renta tiene de toda la ciudad de Tarragona. ¿Y cómo lo ha hecho? Con la implicación máxima de los profesores y profesoras y apostando por valorar al máximo el esfuerzo de los y las alumnas. Se demuestra así que una buena escuela pública marca la diferencia.
Es sabido que el barrio de Campclar fue noticia recientemente por unos luctuosos sucesos y que aparece siempre en la cola de los rankings económicos y sociales, pero iniciativas como la del Institut Escola Mediterrani, que se añaden a la inestimable labor de otros centros educativos del barrio, abren una puerta a la esperanza. El centro se convirtió en el curso 2011-2012 en un comunidad de aprendizaje. Esto se plasma en que las familias se implican más en la escuela de modo que celebran asambleas periódicamente y sienten el centro como suyo.
Más allá de la teoría, esa implicación ha provocado un claro aumento de la asistencia a clase, mejores notas, menos conflictos y que muchos estudiantes que antes abandonaban los estudios, ahora continúen tras la ESO e incluso lleguen a la Universidad. Algo que en otros barrios es ‘normal’, en un barrio como Campclar supone que los más jóvenes tengan referentes próximos, un vecino o vecina de toda la vida al que ven que supera barreras y alcanza sus objetivos. Un ejemplo es el que explica la profesora de la URV Carmen García Yeste, que colabora en el Institut Escola Mediterrani: una joven de Campclar estudia Arquitectura y ahora muchos niños quieren cursar la misma carrera porque la ven como un ejemplo a seguir.
En suma, la educación es la clave para superar los problemas de un barrio desfavorecido, que, además, necesita otras medidas de apoyo.
