Tarragona perdió ayer quien fue su sonrisa permanente, el más popular de los concejales de la época Nadal, Albert Vallvé Navarro. Fue abogado del despacho Vallvé-Huber y luego en Vahusari, y político de Unió, ocupando cargos de teniente de alcalde de Cultura, vicepresidente de la Diputació y senador.
Como responsable de Cultura asistió a cientos de actos y su intervención amable, incluso divertida, se esperaba. Doy testimonio por las muchas veces que coincidimos, de las que guardo tan grato recuerdo.
Tantos años haciendo de Magí de les Timbales le habían convertido en un personaje más del Seguici Popular. Él no podía decir «ladran, luego cabalgamos» porque a su paso caballar todo eran aplausos. Como los que he pretendido dedicarle hoy a título póstumo.