Hace poco más de un año que las primeras empresas de patinetes eléctricos de alquiler llegaron a la ciudad de Tarragona y, con ello, ha ido creciendo el número de personas que utilizan este medio de transporte, aprovechando también la regularización de la normativa de este sistema de movilidad por parte del Ayuntamiento. De hecho, uno de los últimos preceptos establecidos por el consistorio es que todos los usuarios de estos vehículos de movilidad personal (VMP), ya sean particulares o de alquiler, deben llevar el casco puesto, con el objetivo de aumentar su seguridad.
No obstante, desde la entrada en vigor de esta norma, el pasado 25 de febrero, y unos cuantos meses después del anuncio de que se aplicaría, todavía hay quien conduce patinetes por la ciudad sin ninguna protección en la cabeza. Cabe decir que a menudo son los mismos usuarios que circulan por las aceras o zonas peatonales, cuando la ordenanza obliga a hacerlo por la calzada o por los carriles bici. En este sentido, parece que aquellos que comparten espacio con los coches son más conscientes del peligro que supone y por ello llevan casco.
Es lo que uno se puede encontrar durante una mañana por la zona céntrica de la ciudad: ciertamente se ven menos personas moviéndose en patinete ahora en invierno que durante las épocas de buen tiempo, y de las que se puede uno encontrar circulando, algunas llevan casco y otras todavía no. A diferencia de otras regulaciones implantadas por el Ayuntamiento en materia de movilidad, como la reducción de la velocidad máxima por las calles de la ciudad a 30 km/h para los coches, la obligatoriedad del casco parece que no ha contado con un periodo inicial de sensibilización y concienciación por parte de la Guàrdia Urbana a los usuarios.
Fuentes municipales aseguran que «la normativa ya ha está en vigor con todos los efectos», es decir, que los agentes municipales ya están multando a aquellos usuarios que no protegen su cabeza. De hecho, la infracción constituye una falta grave y la sanción económica es de 200 euros.
Jonathan Ayala es repartidor de Just Eat y se mueve por la ciudad con patinete eléctrico. «Empecé a trabajar hace pocos días y ya era obligatorio», señala Ayala, que asegura que lo lleva porque «miro por mí, por mi protección y porque no quiero que me pongan una multa, claro».
No obstante, comenta que «veo mucha gente que no lo lleva, se lo toman a la ligera y pasan de todo». Ayala explica que antes de ser repartidor ya se movía por la ciudad con patinete y entonces no llevaba casco porque todavía no era obligatorio. En esta línea, cuenta también que «al principio se veían muchos más patinetes y más incívicos que iban por la acera, aunque ahora ya no se ven tantos».