Toallitas, plásticos, colillas, latas, bolsas de patatas, zapatos desparejados, bastoncillos, cojines y un largo y sorprendente etcétera. Esto es lo que se encontraron ayer los jóvenes que limpiaron el lecho del riu Francolí con la excusa de las jornadas ‘Let’s clean up Europe’, para limpiar zonas naturales de los desechos humanos. Esto fue en el Francolí, pero la escena se repitió a lo largo y ancho de la ciudad en otros sitios.
«La gente se porta muy mal, son unos vagos y unos sucios», acusa Aina, una alumna de Cicle Mitjà del Col·legi Sagrat Cor que participa en la limpieza. Con la ayuda de unos guantes y un poco de crema solar, ella y decenas de sus compañeros se apoderan del entorno fluvial y con poco más de una hora dejan impecable uno de los tramos urbanos. «Tendríamos que hacer reflexionar a los sucios que dejan sus restos aquí, hay que ser más responsables», apunta Aina, que lo tiene claro después de ver la cantidad de residuos que han recogido. En total, más de 150 kg, a los que hay que sumar la recolección de los otros centros. Simultáneamente, hasta diez escuelas e institutos han limpiado otras zonas en un acto que recorre Europa entera, lleno de consciencia ecológica y responsabilidad.
Los escolares están alucinados, han encontrado hasta un colchón y medio tirados en el río. Las maestras no se lo esperaban y llaman al ayuntamiento para que los recojan. «Han encontrado de todo, y es sorprendente», dice Anna Maria Bea, maestra del Sagrat Cor, que sigue: «Así se hacen conscientes de la importancia de la responsabilidad, esto es un beneficio para todos pero sobretodo para ellos, se juegan su futuro», apunta.
Desde Europe Direct Tarragona, Marta Domènech valora positivamente la jornada y remarca el carácter responsable y colaborativo de las actividades de limpieza, en las que habrán participado unos mil alumnos. «Es una tarea muy importante porque parece que de mayores nos olvidamos de todo esto», dice. El acto más importante tendrá lugar el viernes 12 de mayo en el Parc de la Ciutat, para celebrar el Día de Europa.
Los adultos que lean esta crónica y se sientan aludidos, quizá nos toca aprender un poco de estos jóvenes y tratemos de dejarles un mundo mejor.