Después de un verano de ebullición turística y climática, el primero con Raquel Pizarro al frente de la asociación Via T, la comerciante pone una buena nota a la economía local pero con muchos deberes pendientes.
Un verano muy turístico, ¿cómo se ha notado?
Depende del establecimiento, algunos que tienen venta rápida se ha notado mucho, pero en otros no se llega a notar.
¿Qué reportan los cruceristas al comercio?
Todo lo que sea que alguien venga a la ciudad es positivo. Tarragona es desconocida y que pasen un día aquí sirve para que vuelvan y se queden más tiempo.
¿Siguen cerrando persianas?
Las que cerraron con la pandemia no han vuelto a abrir, pero otras abren. No es la Tarragona de hace tres años. Eso sí, el alquiler y la burocracia no ayudan.
¿Qué tal con Montse Adan?
Tuvimos una primera reunión, sin profundizar, pero pusimos algunas cuestiones sobre la mesa. Queremos dinamizar la ciudad con la ayuda del Ayuntamiento.
¿Comercio y restauración deben ir de la mano?
Por supuesto, son negocios, debemos estar juntos. Somos todos autónomos, pequeños, que tenemos que hacer fuerza.
¿Hay que seguir con la peatonalización?
Hay muchas ciudades del territorio español que tenían miedo y ahora están encantadas, como Málaga. Tarragona tiene que seguir esta estela. Tenemos un perímetro comercial muy grande y separado, los peatones lo pueden llegar a unir.
¿Illa Corsini es prioridad?
Sí, es el centro que falta.
¿Qué hay que hacer con los bajos que están vacíos?
Regular es difícil, pero se podría hacer. Sería más fácil hacer ver que es un beneficio para la ciudad que un local esté abierto. Si no quieren alquilar al menos que los limpien, la imagen es muy fea,
¿Como hacéis frente a la inflación?
Como lo hemos hecho siempre, el negocio pequeño es un sufrir continuo, pero saldremos como en 2007, hay que ser positivo.