La entrada de Global Ports Holding como operador de cruceros desde el Port de Tarragona deja entrever un antes y un después en esta actividad en el territorio, que empezará a generar sus frutos en los próximos dos años, teniendo en cuento las reservas a largo plazo con las que trabaja el sector. Así lo apuntó director regional en el Mediterráneo Occidental y Asia de la compañía, Javier Rodríguez, que ayer participó en el ciclo de conferencias Bon dia Tarragona, que organiza la Cambra de Comerç de esta ciudad.
Rodríguez daba a conocer algunos de los detalles de este proyecto a doce años vista, que tiene como objetivo alcanzar los 250.000 cruceristas, en un periodo a medio plazo, entre «cinco y diez años». «Las proyecciones son muy optimistas y vemos una oportunidad muy grande para crecer, no solo en tránsito sino también con el embarque y desembarque», decía. Los datos representan un incremento sustancial, teniendo en cuenta que el récord de la actividad se registró en 2019, cuando llegaron unos 140.000 pasajeros, cifra que cayó drásticamente en estos dos últimos años marcados por la pandemia y que se prevé que empezarán a recuperarse este año.
Global Ports espera beneficiarse de las restricciones que quiere imponer el Ayuntamiento de Barcelona
Rodríguez espera que las «restricciones» que está estudiando imponer el Ayuntamiento de Barcelona pueden suponer una «oportunidad» para el enclave tarraconense y que la proximidad tanto con el aeropuerto de Reus como el de Barcelona-El Prat deben ser un activo para potenciar la llegada de estos grandes buques. «Tarragona es un puerto estratégico en el Mediterráneo y el potencial del destino es muy importante para el sector», manifestó. Asimismo, Global Ports Holding asegura que es un territorio que responde a un «destino nuevo» lejos de las ciudades «típicas de toda la vida del Mediterráneo occidental», lo que «cumple con todos los objetivos y expectativas que teníamos».
El presidente del Port de Tarragona, Josep Maria Cruset, considera que estas previsiones «están lejos de producir algún efecto negativo en la ciudad y en el Camp de Tarragona». Al respecto, explicó el proyecto de cruceros va más allá de la Tarragona ciudad, ya que la oferta también incluye Reus, Vila-seca, el Priorat y la Conca de Barberà, que también forman parte de la Taula Institucional de Creuers a través de la Diputació. «Si los situáramos todos a la Part Alta es evidente que podría generar algún tipo de dificultad, pero no es la voluntad ni la estrategia. Llegan separados en el tiempo y cuando lo hacen se reparten por el territorio», justificó.
Cruset también puso en valor la voluntad de la compañía de trabajar codo con codo con el territorio y a modo de ejemplo explicaba que la primera visita que hizo el CEO de Global Ports fue para reunirse con el alcalde de Tarragona, Pau Ricomà. «No queremos que se produzcan las concentraciones que en otras ciudades del Mediterráneo acaban generando un efecto contrario al que se busca con la llegada de cruceristas», afirmaba. Por otro lado, el presidente de la Autoritat Portuària también aseguró que la llegada del primer operador de puertos de cruceros del mundo ha permitido «hablar de tu a tu con las navieras y tener un contacto a nivel global para la comercialización del territorio», lo que sitúa el destino Tarragona en estas negociaciones a nivel mundial.
Global Ports Holding ya operó el primer crucero de la temporada, que llegó el pasado 15 de abril. De momento lo hace con unas instalaciones provisionales con carpas. En paralelo, se está trabajando en el diseño para la construcción de la futura terminal para el Moll de Balears. Este tercer trimestre se iniciará la fabricación de los módulos, que se hará fuera, para empezar a montarlos in situ de cara al año que vine. Según la previsión, «entre julio y septiembre» de 2023 las nuevas instalaciones entrarán en funcionamiento.
La futura terminal tendrá una zona de retail y se prevé organizar eventos abiertos a la ciudadanía
Rodríguez daba a conocer algunos de los detalles de este espacio que será «moderno, diáfano y de última generación». Las instalaciones tendrán una superficie de 2.000 metros cuadrados y representarán una inversión de entre cinco y seis millones de euros. Además de los servicios necesarios para la opertiva, habrá una zona de retail para «acercar el comerciante de Tarragona que pueda estar interesado en estar dentro de la terminal». La compañía trabaja para que la infraestructura pueda aprovecharse los 365 días del año, de forma que en el interior puedan celebrarse eventos de interés para la ciudad, como conferencias y cenas de empresa. «La ubicación al lado del mar es un sitio muy interesante», decía. Las instalaciones serán autosuficientes, de forma que generarán su propia energía.