El Nàstic de Tarragona se deja dos puntos bajo la lluvia en Zamora

Un gol de Camacho en el descuento deja al Nàstic con la miel en los labios bajo la lluvia de Zamora. Antoñín Cortés había adelantado ante a los granas

22 marzo 2025 21:05 | Actualizado a 22 marzo 2025 22:03
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Con cara de tonto bajo la lluvia se marchó el Nàstic de Tarragona de Zamora. Los granas vieron cómo la victoria se les escapaba en el descuento en una jugada en la que volvieron a hacer alarde de esa falta de contundencia defensiva que parecían haber dejado atrás en las últimas semanas. De nuevo se falló en el área propia y el gol de Antoñín Cortés no pudo ser el de la victoria porque Camacho fue el verdugo con la ayuda de la defensa grana.

El Estadio de la Ruta de la Plata era una piscina debido a la lluvia que había caído durante todo el día en Zamora. Eso provocaba que el césped estuviera repleto de charcos, lo que hacía que la circulación del balón fuera imposible en muchas zonas del campo y un verdadero riesgo en aquellas donde el cuero rodaba, aunque con dificultad. Para el Nàstic, por desgracia, este tipo de contexto no era una novedad, ya que tuvo que enfrentarse a él en la primera vuelta en Irún. En aquella ocasión, los granas cayeron por 1-0, y el reto era lograr una victoria en unas condiciones similares, en las que el fútbol pasa a ser un arte peculiar en el que no gana el más talentoso, sino el más pícaro.

En vista de ese partido que se iba a dibujar, Dani Vidal introdujo dos novedades en el once inicial destinadas a intentar reinar en esa guerra de agua. Pol Domingo, Joan Oriol y Marc Fernández eran las novedades respecto al once de la semana anterior ante el Barakaldo. Tres jugadores físicos y con capacidad para fluir en la incomodidad.

Apenas bastaron unos minutos de partido para advertir el desarrollo de este. Un encuentro en el que el césped era una trampa y eso provocaba que el pelotazo reinase. Era la manera más sencilla para ambos equipos de intentar huir de posibles sustos. Así que el choque apuntaba a ser más una guerrilla que un partido de fútbol en el que el físico y las segundas jugadas iban a ser claves en todo momento.

Pablo Fernández, lesionado

El Nàstic recibió una mala noticia al cumplirse el cuarto de hora de juego. Pablo Fernández se retiraba lesionado por unas molestias musculares y en su lugar entraba Álex Jiménez. Aquella ausencia era dolorosa para los granas porque, si algo hace bien el delantero asturiano, es dominar el juego aéreo, y el partido iba de eso precisamente.

A la lesión de Pablo Fernández se unía la de Pol Domingo a la media hora de juego. El lateral de La Pobla de Montornès, que había regresado a la titularidad en el carril diestro, también sufría un problema muscular en un repliegue. Era el segundo cambio obligado para un Nàstic de Tarragona al que solo le restaba una ventana más allá de la del descanso.

En ese juego de pelotazo constante, el Zamora estuvo más pillo. Logró llegar más al área del Nàstic y solo Rebollo evitó mayores sustos. Especialmente firme estuvo el portero onubense en un mano a mano de Álvaro Romero en el minuto 37, en el que se hizo grande y despejó el cuero. Camacho recogió el rechace, pero su disparo se marchó a las nubes. El Nàstic suspiraba aliviado porque aquel gol hubiese sido una losa tremenda. Al descanso se llegaba con 0-0, un resultado positivo por lo visto.

El inicio de la segunda mitad no pudo ser mejor para el Nàstic. A los granas les tocaba jugar en una parte del campo en la que el césped daba más chance a la asociación. El conjunto grana rápidamente se percató de ello y, en la primera jugada en la que pudo hilar fino, marcó. Álex Jiménez bajó un balón de la lluvia y encontró a Roberto Torres en la banda derecha. El navarro sacó el guante para meter un centro medido al segundo palo. Allí apareció Antoñín Cortés para no fallar en una definición que colocaba a los tarraconenses por delante con toda la segunda mitad por jugarse. Era momento de resistir para conseguir lo que podría ser la segunda victoria consecutiva y el golpe en la mesa lejos de casa que tanto ansiaba el Nàstic.

El conjunto de Dani Vidal entendió que el partido pasaba por no asumir riesgos y ser contundente en defensa. Durante casi toda la segunda parte lo fue, pero se le olvidó en el descuento.

Un chasco final

En un centro lateral, Dani Rebollo se quedó a media salida y los Leal no estuvieron tensos para molestar a Camacho, que logró conectar un cabezazo milimétrico que entró llorando en el segundo palo. Un gol en la agonía que destrozaba al Nàstic porque le dejaba sin los tres puntos bajo la lluvia.

El punto logrado en Zamora sabe a poco porque se logró en un partido que se tuvo ganado, pero en el que la maldita falta de contundencia defensiva volvió a aparecer.

Los granas duermen terceros en solitario y siguen a 10 puntos de la Cultural Leonesa, el líder, que no pudo vencer en el Reino de León al Real Unión.

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