Las sanciones a Rusia se vuelven contra empresas de Tarragona

Pedidos preparados y sin enviar o impagos generan preocupación y confusión en cámaras de comercio y en compañías, que además se enfrentan al dilema moral de romper o no vínculos con el país invasor

06 abril 2022 17:42 | Actualizado a 08 abril 2022 07:28
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Las sanciones a Rusia ya afectan al tejido empresarial tarraconense. El bloqueo es un factor contraproducente que llega a lastrar la economía de Occidente. La Cambra de Comerç de Tarragona admite que hay firmas agraviadas, según dice Roberto Barros, director del área de internacional: «No hablamos de una empresa afectada por el incremento de los costes. Esas son prácticamente todas. Conozco a 'traders' de producto de alimentación básica que no saben qué presupuestos dar porque les cambian los precios cada día y luego nos encontramos con compañías con clientes en Ucrania y Rusia que no saben cómo cobrar lo que les deben».

La casuística es diversa, pero Barros tiene constancia de varias situaciones: «En algunos casos el cliente ha dicho que no puede pagar, unos porque han desaparecido y otros porque simplemente no tienen acceso a sus fondos para hacer transferencias. Hay gente que tenía pedidos preparados para enviar a esa zona y se encuentra con que no saben cómo mandarlos, cómo entrarlos, y no saben si son candidatos a hacerlo porque España está dentro de los países inamistosos». 

Todo ello insufla elevadas dosis de zozobra en los mercados. «Se está generando mucha confusión en bastantes empresas, en las que tuvieran operaciones en esos países, en las que tenían previsto empezar a tener vínculos, en otras que tenían por cobrar cosas pendientes y no lo pueden hacer. Muchas empresas nos han transmitido sus preocupaciones», relata Barros. 

El bloqueo afecta a los suministros y obliga a buscar proveedores alternativos

Se trata de compañías relativamente pequeñas, a las que se les debe dinero o que se han quedado con los pedidos preparados y sin enviar. También se añade otro factor que tiene poco que ver con lo económico y la logística. « En algunas empresas hay un dilema moral, no saben si seguir trabajando o no con Rusia, tienen necesidad de hacerlo pero a la vez no quieren. Es una situación extremadamente inusual», aclara Barros. 

También han notado el perjuicio en la Cambra de Comerç de Valls. «Nos consta que hay empresas a las que afecta. Exportaban a Rusia y por las sanciones no pueden vender. Está todo prohibido, así que repercute en exportaciones que se dejan de hacer, lo que afecta a firmas que vendían regularmente. Ahora las ventas a esos clientes están a cero», dice Sergi Mestres, experto en comercio exterior y responsable de internacional en la Cambra de Valls. 

En el Alt Camp, «son pocas las empresas que trabajan en estos mercados (Rusia, Ucrania y Bielorrusia), según sostiene Mestres. Aun así, esas compañías admiten que «en general, todo está parado» y «han dejado de trabajar con Ucrania y con Rusia, a veces con todos los pedidos en ‘standby’ o  cancelados». «No pueden trabajar con Rusia debido a las sanciones y al problema de los pagos Swift». En el Alt Camp, los principales sectores afectados son el papel y el cartón, los artículos para la cocina y la alimentación animal. 

La Cambra de Comerç de Reus califica la situación de «calma tensa», sobre todo por el «temor de que algunas empresas puedan sufrir efectos colaterales vinculados a sus clientes». Por ejemplo, una metalúrgica del territorio que trabaja esencialmente con Alemania teme por que clientes que sean, a la vez, proveedores de empresas rusas, se vean afectados.

El sector del mueble de las Terres de l'Ebre sufre por la falta de madera, que llega desde Rusia

«Una empresa de La Selva del Camp tiene que entregar una máquina a una compañía rusa. En este caso, se encuentra con la problemática de cómo hacer llegar ese material teniendo en cuenta que se han cerrado las fronteras», sostiene la Cambra de Reus. Todo ello franquea la puerta a desenlaces inciertos. «Más allá del retraso, también están las cláusulas de penalización que establece el contrato firmado si no puede entregar a tiempo la maquinaria. En este caso, también hay un recorrido jurídico complejo porque es evidente que la causa que provoca esta situación era absolutamente imprevisible», dice la Cambra.  

José Ferré, presidente de la comisión de internacionalización y relaciones con la UEde la Cambra de Comerç de Tortosa, añade: «El sector del mueble, uno de los más importantes en las Terres de l’Ebre, se está resintiendo por la falta de material de madera y, por tanto, también se ve perjudicada la construcción en general». 

Ferré subraya que «España importa mucha madera y derivados de Rusia y la guerra está afectando a los suministros», además de a «materiales como el hierro y el aluminio, muy utilizados en la industria del mueble». El sector padece más por los problemas con las importaciones que por las exportaciones. «Desafortunadamente la situación de la industria es de incertidumbre total», zanja Ferré.

«Hay un efecto dominó»

Son cadenas de obstáculos en la complicada coyuntura empresarial, algo que va a tener consecuencias en la balanza de exportaciones e importaciones, como explica Maria Llop, catedrática de Economia en la URV: «Todo tiene repercusión, porque las cadenas de producción no se cortan. Tú puedes penalizar a Rusia, pero las relaciones van más allá, hay un efecto dominó hacia países y empresas de otros puntos del planeta». 

Llop indica que «al final no sabes cómo estas acciones acabarán afectando a medio o largo plazo», lo que puede jugar en contra de la misma UE: «Si quieres castigar a los agentes rusos, la medida está bien pensada, porque hay un efecto negativo directo, pero hay que tener en cuenta que eso acaba revirtiendo en uno indirecto, en función de los vínculos que existan». 

La profesora de economía pone un ejemplo: «Imaginemos que una empresa tiene el 15% de sus ventas que son a un cliente ruso. Si el bloqueo provoca que ya no pueda hacerlo, entonces la compañía  perderá un 15% de sus ventas a corto plazo». ¿Pero qué sucede si, como es más habitual por el volumen de importaciones, una empresa le compra a Rusia? «La cadena de producción se para y se tienen que buscar proveedores de otros países, y eso no es fácil. Puedes tener muchos sustitutivos pero a veces no. Solo por tener que parar y mirar otros mercados ya se produce un extracoste, la cadena ya se interrumpe», apunta Llop. 

Pero no solo es un quebradero de cabeza hallar un nuevo proveedor. «Los otros mercados saben que ha habido una reducción de la oferta, y entonces suben los precios. Ha pasado con los cereales», dice Maria Llop, que resume así la situación: «Si para sancionar a un país, sancionas a sus agentes económicos, tienes que saber que eso no queda circunscrito ahí, porque las cadenas de valor son globales». 

Por su parte, Marta Torrents, abogada y representante aduanera, además de asesora jurídica internacional de la Cambra de Tortosa, detecta «cambios en las operativas de los clientes»: «Evalúan los riesgos de sus productos y visualizan si pueden ser admitidos como producto en la exportación y no estar dentro de las restricciones». Torrents agrega: «Hay cambios en los ‘incoterms’ utilizados. No se hacen cargo del transporte. También se modifican las formas de pago. Se cobra la totalidad por anticipado y en euros, sin aceptar otras modalidades. También se revisan los clientes en las black list de la UE para no verse sometidos a prohibiciones y se introducen salvaguardas en los contratos». 

Borges sigue en Rusia para «no dañar a la población civil»

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, aprovechó su comparecencia en el Congreso del martes para señalar a las empresas españolas que aún mantienen negocios con Rusia. Mencionó de forma directa a Porcelanosa, Maxam o Sercobe.

Borges International Group, compañía con presencia y arraigo histórico en Reus, opera también en el país del este. La firma sigue trabajando allí pero contextualiza esa circunstancia. «Nuestra presencia en Rusia es meramente comercial con el único objetivo de abastecer a la población rusa con productos de primera necesidad enfocados a los cuidados de la salud», reconocen fuentes de la empresa. 

El grupo alimentario, con 125 años de historia y líder en procesado industrial o comercialización de aceite de oliva o frutos secos, no es ajeno a la situación: «Borges International Group está consternada por las innumerables consecuencias negativas del actual conflicto entre Rusia y Ucrania». La marca ha decidido continuar con su actividad en territorio ruso en esa clave ciudadana de proporcionar servicios de primera necesidad: «La no comercialización de esos productos provocaría un daño a la población civil, que no es culpable del conflicto existente». 

La empresa también resalta cuál ha sido su aportación para paliar las consecuencias de la guerra. «Desde el inicio del conflicto Borges International Group se ha volcado con Ucrania contribuyendo a la donación de producto a diferentes asociaciones que abastecen de recursos a la población ucraniana», añaden desde la compañía. Según la página web de la empresa, su marca ITLV «está presente principalmente en Rusia y los países del este con una gran notoriedad». Además, indica que «su extensa gama de referencias se adapta a las necesidades y gustos de los consumidores». 

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