«Nunca se sabe cuánta gente vendrá, a veces pasa esto, que morimos de éxito», explica sonriente Hilari Alfaro, presidente de la asociación Amics de la Catedral de Tarragona mientras mira cómo se va congregando gente a la entrada del templo. Al final son más de un centenar de personas las que acuden a la visita que ha organizado la asociación.
La escena tenía lugar el sábado pasado y la visita gratuita es una más de las actividades que el grupo lleva realizando desde su creación hace ahora 35 años. Su fundación no es excepcional, apunta Alfaro, porque la mayoría de las catedrales del Estado cuentan con un grupo de amigos. En Tarragona todo comenzó con un interés musical (actualmente cuentan con el Cor y el Cor Jove de la Eschola Cantorum), pero su labor ahora va mucho más allá.
Cada mes organizan una conferencia con expertos en el estudio de la basílica y otras actividades abiertas al público como esta. Esta vez se han puesto al frente Maria Joana Virgili y Coloma Bartra. Basta con quedarse unos minutos escuchándolas para darse cuenta de que a este nivel de especialización no se llega por casualidad.
Gatos, ratones y Reyes Magos
Virgili necesita media hora solo para explicar los elementos de la fachada. Lo mismo cuenta por qué la Mare de Déu que está en la columna de la entrada es gótica y no románica (porque el niño juega con ella en lugar de estar estático); que nos hace ver a los Reyes Magos camino de Belén o explica la leyenda que dice que cada 100 años se cae una escultura de la fachada y que cuando caigan todas se acabará el mundo. (Spoiler, la historia es larga, así que si lo que quiere saber es por qué quedan algunos espacios vacíos donde debía haber personajes mejor apuntarse a una visita).
Y es que, como cuenta Virgili, «en la Catedral siempre descubres algo; siempre es distinta y nueva. Es la gran desconocida». Su cariño por esta iglesia le viene de pequeña, de cuando su madre le contaba sus aventuras por el templo o le explicaba la procesión del gato y las ratas, como en un cuento infantil, en las piedras del claustro.
Entre los amigos de la Catedral hay perfiles de lo más variados, historiadores, docentes, informáticos, camareros... El punto de unión es el mismo: el interés y el cariño por el monumento. «Es lo que queremos divulgar, sobre todo a las nuevas generaciones, porque lo que se quiere se protege», explica Virgili.
Por eso tienen actividades dedicadas expresamente a los niños, como una visita que hacen en torno a Navidad pensada para que sean los abuelos quienes explican la Catedral a los nietos, o en torno a la festividad de Corpus Christi para ver el Ou com balla. Ya es tradición, además, un concurso escolar de relatos. El curso pasado recibieron más de 170 escritos.
Propiedad del pueblo
Coloma Bartra, que también hace de guía este día, dice que el objetivo es que los niños puedan conocer el valor que tiene la basílica más allá de lo meramente religioso. «Para muchos, la única vez que han podido verla es por las fiestas de Santa Tecla», dice.
Es una manera de sembrar para el futuro porque actualmente entre los Amics de la Catedral hay algunos jóvenes, pero falta garantizar que habrá generación de relevo.
Bartra, maestra jubilada, explica durante la visita como la iglesia fue construida de atrás hacia adelante; es decir, la zona más cercana al altar fue la primera en construirse, aprovechando los restos romanos, y la último fue la fachada actual. Todo ello gracias a las aportaciones de la iglesia pero sobre todo del pueblo que entregó durante siglos (unas veces de manera voluntaria y otras obligada) los medios para que se levantara. «Por eso podemos decir que es de todos», reivindicaba.
Actualmente, para entrar al templo se necesita comprar una entrada, aunque los miembros de la entidad entran gratis. Para los empadronados en la ciudad también está la opción de hacerse con el Passi Tarragoní. El mismo permite, por cinco euros al año, visitar todos los monumentos y museos de la ciudad.