El cierre de empresas bate el récord de los últimos nueve años en Tarragona

La inflación pasa factura. La disolución de sociedades llega a cifras inéditas desde 2013 y los concursos de acreedores se disparan un 56% en la provincia. Los costes golpean a los sectores más débiles

26 marzo 2023 19:16 | Actualizado a 27 marzo 2023 07:00
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La disolución de empresas batió en 2022 su récord en los últimos nueve años en Tarragona. Hay que regresar a 2013, quizás el año más duro de la Gran Crisis Financiera, para ver cifras mayores. El año pasado echaron el cierre 427 sociedades mercantiles en la provincia, un 5% más que en el curso anterior, según las estadísticas del INE. La tendencia responde a varios factores, entre ellos la complicada situación económica para una buena parte del tejido productivo derivada de la alta inflación.

Eso también se reflejó en otros indicadores económicos. La cifra de empresas constituidas también retrocedió, igual que el capital invertido. Otro termómetro de la incertidumbre son los concursos de acreedores. En 2022 se dispararon un 56% en Tarragona, al pasar de 378 a 590, la mayor cifra de toda la serie histórica ofrecida por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y que arranca en 2007. Estos procedimientos por impagos se dispararon con el final de la moratoria, que se produjo a mediados de año. El hecho de declarar su insolvencia es un mecanismo para garantizar, al menos, que los trabajadores o acreedores cobren lo pendiente.

«Las empresas que no puedan trasladar el alza de costes a los precios son las que acabarán cerrando», expone Antoni Cunyat, profesor de Economía en la UOC

Se puede dar la circunstancia de que una empresa que cierre ahora también lo haga no solo por el IPC desbocado sino por los efectos acumulados del impacto del coronavirus en estos últimos tres años. «La inflación siempre va acompañada de una disminución de la creación de empresas y un incremento de la destrucción. Cuanto más alta sea la inflación y más dure en el tiempo, más disoluciones habrá», indica Antoni Cunyat, profesor colaborador de los estudios de Economía y Empresa de la UOC. «Estamos encadenando una crisis tras otra», alude el experto. «Son datos muy negativos de cierre de empresas y también de constitución de nuevas. Son cifras realmente preocupantes pero también lógicas dada la situación que vivimos actualmente y que arrastramos desde 2022, con la inflación, el aumento de coses, los carburantes, la luz, las materias primas», explica Cunyat.

Una crisis por barrios

Pero la crisis va por barrios, incluso por negocios. «Si te están aumentando los costes por diversos frentes adquiere mucha importancia la gestión que hagas de la empresa. Los gestores tienen que ser más dinámicos y espabilados, controlar los precios prácticamente cada día. Las empresas que se adapten menos serán las que peor lo pasarán y las que pueden acabar cerrando. Todo depende de la capacidad de trasladar esos costes a los precios».

Todo ello genera un debate en el seno de la misma empresa sobre si trasladar esos aumentos a los precios aun a costa de ser menos competitivos que otros en el mercado. «Al final lo que está pasando es que caen las empresas que ya estaban en el alambre, las que no iban muy boyantes, pero también aquellos ámbitos de sectores más intensivos en el uso de la energía», expone Cunyat.

Un informe de la URV apunta a una tendencia: el que resiste a la crisis sale más fuerte

Uno de ellos está especialmente señalado: «Las panaderías y los hornos se están resintiendo mucho. Ya eran un sector un poco en crisis, por la tendencia del consumidor a comprar más en el supermercado, así que el margen que tienen para subir es mejor». «La situación es muy complicada, tenemos un problema con la energía. Yo he pasado de pagar 1.000 euros a 3.000. Así no hay manera, no hay persona que lo pueda cuadrar. Es algo criminal», sostiene Ramon de la Fuente, el presidente del Gremi de Forners de Reus i comarca. Un ejemplo reciente y especialmente significativo es el cierre del Forn Mariné, que ha bajado la persiana en su local de la calle Llovera de Reus tras 76 años de trayectoria. «Nuestro negocio cierra de forma definitiva a causa de la crisis que está sufriendo nuestro sector», anunciaban. En La Riera de Gaià, también cerró por los costes la carnicería Cal Pastor, después de más de un siglo y cuatro generaciones. «Después de diez años tuvimos que subir los precios por el encarecimientos de las materias primas. Fue un paso asumible, pero ahora tenemos la energía y subir más ya no es una solución. No puedes vender una barra de pan a tres euros», lamenta Ramon de la Fuente.

«El mercado laboral resiste»

Son voces que le ponen cara a esta realidad empresarial tocada por la inflación y, en última instancia, por los efectos de la pandemia. Una parte de esta destrucción de sociedades se debe a otros motivos. «Vemos que pasan los meses y el mercado laboral está mejor de lo que podríamos prever. Eso significa que podemos estar asistiendo a una reorganización de la estructura productiva», indica Cunyat.

Para el profesor de la UOC, «hay determinados sectores perdiendo peso pero aquellas empresas que sobreviven están ganando volumen y tamaño. De alguna forma, las que sobreviven tienen menos competencia. Es la ley del más fuerte y eso se ve con un ejemplo muy claro. Si en un pueblo hay cinco panaderías y cierran cuatro, la que queda tiene una posición mucho más fuerte, tendrá más facturación, podrá contratar a más empleados y tendrá mayor capacidad para trasladar los costes a sus precios».

El año pasado hubo 590 concursos de acreedores en Tarragona, la mayor cifra de toda la serie histórica, que se inicia en 2007

El último informe de coyuntura económica del Camp de Tarragona y las Terres de l’Ebre publicado por la URV, y referente al cuarto trimestre de 2022, indica que «el descenso de las sociedades anónimas ya es una constante en la oferta empresarial de la zona» y agrega que «eso muestra una preferencia hacia las sociedades de responsabilidad limitada».

«He pasado de pagar 1.000 euros a 3.000. Es algo criminal y difícil de cuadrar», sostiene Ramon de la Fuente, presidente del Gremi de Forners de Reus i comarca

El informe de radiografía provincial va en la línea de lo que afirma Cunyat: «Hasta noviembre de 2022 se observa una disminución en el número de nuevas sociedades constituidas, así como en el capital social de estas sociedades. En cambio, se experimenta un fuerte incremento en el capital por ampliaciones con un número más reducido de iniciativas». De ahí que el análisis de la URV concluya que «parece que las empresas consolidadas se plantean perspectivas de inversión; en cambio, las nuevas con más cautas tanto en lo que atañe a las iniciativas que se manifiestan como en su capital inicial». El informe diagnostica unas perspectivas «inciertas» para 2023 en las que «la dinámica inversora mostrará el camino de la ocupación y de los cambios estructurales». Describe «un aumento de las empresas esencialmente por las personas físicas» y «la creación de nuevas actividades por iniciativas personales, ya sean nuevos proyectos por la adaptación a circunstancias no deseadas».

Otro estudio, en este caso de la patronal Pimec, publicado durante el año pasado, también dibujó un panorama marcado por la gran incertidumbre: un 50% de las pymes de Tarragona están en riesgo de entrar en pérdidas.

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