Es uno de los principales pulmones verdes de la ciudad y un espacio natural protegido. Las calas del Bosc de la Marquesa, a caballo entre la urbanización La Móra-Tamarit y la Platja Llarga, sufren cada año la invasión de personas que no dudan en encender una hoguera o realizar una acampada libre. Por ello, cuando llega junio y durante los meses de más peligro, la Guàrdia Urbana monta un dispositivo especial para controlar a estas personas que ponen en peligro un sabinar litoral de alto valor ecológico que está protegido dentro del Pla d’Espais d’Interès Natural (PEIN) del Departament de Medi Ambient de la Generalitat.
Los agentes adscritos a la playa recorren prácticamente a diario tanto la zona boscosa como las cinco playas que hay en ella: Cala Fonda, Roca Plana y tres calas. Van en vehículo hasta el acceso a las calas.