El tramo de la Rambla Nova más cercano al Balcó del Mediterrani sirvió ayer de escenario perfecto para la Plantada de Gegants i Nanos, el acto previo de la VII Trobada de Gegants i Nanos organizada por los Gegants del Passeig Torroja y el Club Maginet, dentro de las Fiestas de Sant Magí. Decenas de personas se congregaron en este tramo de la Rambla para fotografiar y admirar las figuras de hasta diecisiete grupos de diferentes procedencias (la previsión de la organización era de veinte agrupaciones, tres fallaron a última hora), tanto de Tarragona y los pueblos de alrededor como de más allá.
Las collas geganteres del Port, del Serrallo y del carrer Merceria no se quisieron perder el evento, acompañadas por grupos de La Canonja, L’Espluga de Francolí, Sant Quintí de Mediona, Lleida y muchas otras poblaciones. Pero la que, sin lugar a dudas, era la colla más lejana, era la aragonesa Comparsa de Gigantes de Borja (Zaragoza). 300 kilómetros para traer tres parejas de gigantes históricos, con más de 130 años a sus espaldas: las figuras en activo más antiguas de Aragón. «A Catalunya venimos muy a menudo, pero en Tarragona no habíamos venido nunca, por eso teníamos ganas», explica el cap de colla de la agrupación aragonesa, Mariano Lerín. Figuras supercentenarias, originalmente representando los reyes magos que más tarde la censura se encargó de borrar del mapa y que ahora están reconvertidas en reyes y reinas. «Estar hoy aquí, en la Rambla, es un honor, hemos traído todo lo que tenemos para enseñaros nuestros gigantes, aseguraba el cap de la colla de Borja.
Si a las 17 h era la Plantada de las figuras, a las 18 h, tras tres truenos de aviso, empezó la cercavila por las calles de la Part Alta. Desde la Rambla se encaminó por el carrer Sant Agustí, Portalet y Baixada Misericòrdia, con grandes cantidades de públicos autóctonos y turistas, que, asombrados, grababan todo el rato con el móvil la representación folklórica. La cercavila hasta el carrer Major y la plaça de les Cols duscurrió con normalidad y solo con algun incidente sin importancia, al ritmo de música popular i ‘El Bequetero’. Al llegar a las escaleras de la Catedral, las collas geganteras se encontraron con un gran público sentado y expectante que tenía ganas de fiesta y de aplaudir. Allí se pudo escuchar el primer ‘Amparito Roca’ de las fiestas de Sant Magí. Una a una, las collas fueron presentadas y tubieron unos minutes de lucimiento personal para, después, trasladarse al Pla de la Seu para un baile conjunto y multitudinario a los pies de la Catedral. Acto seguido, los gegants y capgrossos se trasladaron a la plaça del Rei para acabar la VII Trobada de Gegants de Sant Magí.
Desde la organización, el vicepresidente del Passeig Torroja de Tarragona y cap de colla de los geganters, Aaron Sentís, agradecía los esfuerzos de los grupos y celebró la gran curiosidad había despertado, sabiendo que en 2020 y en 2021 no hubo Trobada. «Hemos cogido una selección muy acurada de los grupos: por estética, su estilo o su historia», dijo Sentís. Los de L’Espluga de Francolí hacía setenta años que no pisaban Tarragona. Por eso las collas invitadas eran muy diferentes, entre gegants de reyes y condes mayoritariamente.
La fiesta popular se celebró con dos aniversarios a la vista: los quince años del capgròs de la Magineta i los primeros cinco dels Gegants Egipci del passeig Torroja. «Esperábamos mucha gente pero no tanta», reconocía Sentís al Diari, con todos los turistas e interesados tomando fotos desde todos los ángulos de las figuras. Había gente con un interés especial. «Es sentimiento, es devoción a la figura de los gegants.
Una vez en el la plaça Santiago Russiñol, antes del baile conjunto en el Pla de la Seu, la cercavila se encontró con el escenario y el equipo para el acto que empezaba a las 19 h, el cásting para encontrar un caballero y una princesa para la Cucafera.