La Pastisseria Palau de Tarragona cerrará el próximo domingo 21 de agosto. Con la jubilación de su actual propietario, Josep Roquet-Jalmar Palau, se pone punto final a un negocio histórico en el centro de Tarragona, fundado el 6 de octubre de 1928. Han sido 93 años haciendo más dulce la vida de los tarraconenses y tarraconenses desde el número 22 de la calle de la Unión, local que no ha cambiado nunca desde el primer momento. Ahora, pero, ha llegado la hora de bajar la persiana.
Las de Sant Joan y Sant Magí serán las últimas grandes fiestas para la Pastelería Palau. Serán las últimas cocas y los últimos tortellets que saldrán de su obrador. Son muchas las festividades en que este negocio ha llevado los postres en muchas casas. Desde los turrones de Navidad y los roscones de Reyes hasta las monas de Pascua, pasando por los buñuelos de Cuaresma, los panellets o los brazos de Santa Tecla.
La Pastelería Palau ha sido un negocio de tres generaciones familiares. Fue fundado el 1928 por Antonio Palau Travé, abuelo del actual propietario. Con su muerte el 1945, pasó en manos de su mujer, Josefa Maria Solé Ciurana. Una de sus tres hijas, Maria Palau Solé, es quien hereda la pastelería junto con su marido, Josep Roquet-Jalmar Ensesa, quién era pastelero.
En esta segunda generación, la Palau amplió horizontes y abrió dos tiendas más. en elnúmero 3 de la calle de Maria Cristina se estrenó una segunda tienda, mientras que en el número 6 de la avenida de Prat de la Riba se inauguró la recordada Minerva, que ofrecía servicios de pastelería y charcutería. Ambas tiendas cerraron años más tarde. Con la muerte prematura de Josep Roquet-Jalmar Ensesa el 1981, dos de sus hijos, Antonio y Josep Roquet-Jalmar Palau, pasaron al frente del negocio. El segundo es quien ha liderado la Pastelería Palau hasta este 2022.
“Con el cierre de la Pastisseria Palau habrá un comercio de proximidad menos a Tarragona, en este caso por jubilación. En este sentido, la respuesta de la clientela de la pastelería siempre ha sido ejemplar, tanto en los buenos momentos, como en los malos. Los últimos años no han sido fáciles, con un tejido comercial muy castigado en la ciudad a causa de la crisis económica iniciada el 2008”, explican los dueños.
Además, añaden: “La pandemia ha sido un reto enorme, pero la prueba de fuego se ha superado, especialmente los días fuertes de Navidad y de Pascua. Las colas en la calle y las constantes llamadas para hacer encargos daban más fuerza al negocio. La Pastelería Palau alienta los tarraconenses y tarraconenses a continuar confiando en el comercio de proximidad de la ciudad, especialmente el resto de pastelerías de toda la vida del Gremi d’Artesans Pastissers de les Comarques de Tarragona”.
La Pastelería Palau quiere agradecer de todo corazón la confianza de los clientes durante los 93 años de vida y, sobre todo, a todas aquellas personas quienes trabajan y han trabajado por este negocio. “Sin todas ellas no se habría podido casi cumplir el centenario de la pastelería”, concluyen.