El Col·legi Oficial de Metges de Tarragona (COMT) da la voz de alarma por el aumento del intrusismo en un sector concreto de la medicina, el de la estética. Su esplendor de los últimos tiempos va acompañado de unos ciertos riesgos. «El intrusismo es un problema muy importante que con el auge que está teniendo actualmente la medicina estética está creciendo de forma desmesurada y, con este intrusismo, los efectos adversos», indican desde el colegio.
Pero no solo se trata de un problema profesional sino que la consecuencia en la ciudadanía es directa. «Cada vez nos llegan más casos de pacientes que piden ayuda a los médicos para solucionar el problema que les ha provocad personal no médico», admiten desde el Col·legi. El ente reconoce que «en Tarragona el crecimiento está siendo exponencial y difícil de cuantificar, atendiendo a que la mayoría de pacientes no denuncian». Eso sí, la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) «recibe denuncias diarias en toda España».
Centros no sanitarios
El COMT habla de un intrusismo a dos niveles. En el plano sanitario se están encontrando muchas clínicas con licencia de actividad en otros ámbitos de la sanidad en los que se ofrecen estos tratamientos de medicina estética y no los realiza un médico. «Son prácticas consideradas como intrusismo médico», dice el colectivo de los médicos tarraconenses, que apunta, asimismo, en otra dirección: «También se ofrecen y realizan tratamientos médicos en muchos centros no sanitarios que pueden tener efectos adversos importantes». Además, el Col·legi sostiene que «estos profesionales no sabrán detectarlos ni posteriormente tratarlos».
Hay clínicas con licencias de otros ámbitos que ofrecen tratamientos que no los practica un médicoNo se puede entender esa especie de edad dorada de la disciplina sin algunos factores dentro del ámbito de la formación y la enseñanza. «Otro problema añadido que predispone a esta práctica es la gran oferta de másters y cursos de medicina estética a los que todo el mundo puede acceder», dice el COMT, y añade luego la clave: «Son informativos pero no capacitantes. Eso quiere decir que tener este título no te habilita para ejercer esta medicina porque solo la puede realizar un médico». Es otra muestra de ese delito de intrusismo: ejercer la medicina estética sin tener la titulación necesaria para la profesión, esto es, hacer tratamientos médicos sin ser médico. «Hay sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Madrid ratificadas por el Tribunal Supremo que así lo determinan», alerta el Col·legi.
El intrusismo laboral en la estética ha sido uno de los problemas tratados en el seno del COMT con los miembros de la propia sección. El presidente, Sergi Boada, ha advertido de los «centros de estética sin autorización sanitaria», de «supuestos tratamientos de estética realizados por profesionales no médicos» y de «ofertas de tratamientos estéticos en redes fraudulentas». Se trata de intervenciones y tratamientos potencialmente «peligrosos porque no tienen ninguna garantía sanitaria que vele por la salud del paciente».
�� Centres d’estetica sense autoritzacio Sanitaria
�� Suposats Tractaments d’estetica realitzats per professionals NO METGES
�� Ofertes de tractaments estetics en xarxes fraudulents
⏭ Aquesta es la problematica en la que treballem a la Seccio de Medicina Estetica del @comtgna https://t.co/B5OkR5BTeh— Sergi Boada Pie (@Sebopi) November 11, 2021
Contraindicaciones
Como en otra rama de la medicina, «no siempre está justificado el tratamiento y tenemos que saber que hay indicaciones y contraindicaciones médicas». Así, para saber si la operación en concreto es adecuada para una persona, «hay que hacer una historia clínica fundamental para saber qué tenemos que tratar y que no, y disponer de un diagnóstico médico que justifique la indicación del tratamiento». Un ejemplo: es imprescindible que una mancha en la piel sea valorada por un médico o un especialista para descartar una posible malignidad.
También es importante no tomar una cirugía u otra intervención a la ligera, sin darle la relevancia que tiene. «Los tratamientos medicoestéticos no son inocuos y es muy importante también una respuesta inmediata que en la mayoría de los casos solo el médico puede dar», aclara el COMT, que agrega: «Son muy seguros cuando el paciente se pone en buenas manos, pero nadie está exento de sufrir una complicación puntual y cada vez tenemos en las clínicas muchas consultas de pacientes que piden una solución de estos efectos no deseados».
No solo es un problema de injerencia laboral sino que tiene consecuencias para la ciudadaníaSon los médicos sí reglados y autorizados convenientemente los que afrontan estas chapuzas estéticas que les llegan derivadas. «Nosotros, como médicos, vemos directamente el efecto secundario porque los afectados no acuden al que se lo provocó y, si van, estos no saben cómo solucionarlo», dice el COMT. Dependiendo del tiempo que ha pasado hasta que les ve el médico, revertir la lesión se hace más difícil.
Ante todo este conflicto, lo principal es empoderar al paciente en su toma de decisiones, que se informe bien de quién y dónde le pueden ayudar. «Y que todo el mundo sepa que la medicina estética es un acto médico que tiene que ser realizado siempre por médicos», explica el COMT.
Rebajas o descuentos agresivos contribuyen a una cierta frivolización de la disciplina. «La medicina no es como ir de compras –sigue el Col·legi–, así que a la pregunta habitual de cuánto cuesta un labio hay que responder: ¿un labio o tus labios? No hay un tratamiento estándar, entran en juego muchas variables como las características de cada persona, los hábitos, la anatomía, la edad... y nos tenemos que adaptar».
De ahí que las tarifas y los precios sean siempre relativas y haya que huir de las gangas: «No hay dos personas iguales, por tanto, un tratamiento puede tener un precio para una persona y, en otra, se puede identificar un problema que necesita otro tipo de actuación para obtener un resultado final perfecto».
Productos en el mercado negro
La mala praxis también puede incluir el uso de productos procedentes del mercado negro, incluso de internet. Por eso los doctores alertan de esos componentes «de los que no sabemos si han sido falsificados, cómo ha sido su conservación o si se han alterado». Todos los materiales empleados tienen que haber sido aprobados por la Agencia Española del Medicamento: «Los médicos adquirimos y utilizamos productos a través de laboratorios de reconocido prestigio y así aseguramos la calidad y la trazabilidad».
Otra de esas garantías es dar a los pacientes la tarjeta con la etiqueta trazadora de los productos empleados. Así, el paciente puede tener el control de lo que lleva, comprobar que no esté caducado, saber la fecha de aplicación y que no haya contraindicaciones en posteriores seguimientos, incluso con otros facultativos.
El COMT recuerda que la estética es una «práctica apasionante de la medicina que aumenta la salud, el bienestar físico y mental y, por tanto, la autoestima» y «retrasa las señales de envejecimiento» y rompe una lanza por aquellos profesionales que sí cumplen: «En Tarragona y cercanías tenemos muy buenas clínicas, con profesionales médicos muy bien preparados y acreditados».