La Biblioteca Pública de Tarragona recibió ayer, a propósito de su 175 aniversario, el más esperado de los regalos (o por lo menos la promesa): contar con una sede acorde con sus necesidades en vista de que la actual se quedó pequeña hace años.
El anuncio se producía ayer durante la clausura de los actos por el aniversario. Josep Vives, director general de Promoció Cultural i Biblioteques del departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya; Maria José Galvez, directora general del Libro y Fomento de la Lectura del Ministerio de Cultura y Deporte y el alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, explicaban que han decidido crear una comisión en la que participarán las tres administraciones para decidir sobre el futuro de la biblioteca.
Decisión en verano
Prometía Vives que la comisión se constituiría antes de un mes con la intención haber llegado a un consenso y tener una idea clara de cuál sería el proyecto para las instalaciones en verano. Señala que se barajarán todas las opciones «técnicamente posibles y asumibles desde el punto de vista económico».
Entre las ideas sobre la mesa se encontraría desde la ampliación en un terreno anexo hasta buscar un nuevo terreno.
En este sentido el alcalde Pau Ricomà reconocía que la opción que más gusta al ayuntamiento es un traslado a la Tabacalera, pero no se cerrará a otras ideas. «Nuestra biblioteca pública no podrá cumplir con su vocación de influencia y capacidad transformadora, no solo para la ciudadanía de Tarragona, sino para el sur de Cataluña, si no dispone de una instalación adecuada y a la altura de lo que corresponde».
Recalcaba el alcalde que la creación de la comisión era consecuencia de un trabajo previo en entre las administraciones. Recordaba, además, que el déficit de bibliotecas en la ciudad es histórico y ya se constató en 2010 cuando se hizo el plan de equipamientos de la ciudad.
Por su parte la directora general del Libro y Fomento de la Lectura celebraba la colaboración entre las tres instituciones y ponía el ejemplo del trabajo a tres bandas que se ha llevado a cabo en Barcelona para tirar adelante la biblioteca pública de aquella ciudad «funciona sentarse y trabajar», señalaba.
Hay que destacar que el presupuesto para la ampliación, rehabilitación, traslado o construcción de una nueva biblioteca correrá a cargo del Estado, mientras que el terreno lo aportaría el Ayuntamiento de Tarragona y la gestión, igual que ahora, estaría a cargo de la Generalitat.
Tras su fundación en 1837 la biblioteca funcionó en distintas sedes hasta que 1962, hace 60 años, se trasladó a la actual. El edificio había sido construido originalmente en los años cuarenta para ser sede de un colegio-residencia religioso.
Los deseos de los usuarios
Durante el acto de ayer se proyectó un vídeo que recoge lo que significa la biblioteca para usuarios de todas las edades y perfiles. Hablaban de «un descubrimiento emocionante», «la oportunidad de conocer otros mundos», «el mayor entretenimiento», «el acceso gratuito a la cultura»...
Y cada uno formulaba sus deseos a propósito del aniversario. El principal es que continúe y que, aunque se adapte a las nuevas tecnologías, mantenga la atención presencial. Y deseaban, como no, contar con más espacio para los usuarios y para los libros, como reclamaba una usuaria de la sala infantil.
Finalmente una lectura en voz alta, acompañada de música de violoncelo del siglo XIX, sirvió para rendir homenaje a Joaquim Caballero, quien fuera el primer bibliotecario de la institución desde su creación. Él solo debió hacerse caso del primer fondo de la biblioteca: 10.000 libros provenientes de las desamortizaciones eclesiásticas.