Cuatro de cada diez mujeres del Estado no se puede permitir el producto menstrual que querría. Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por el Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol y Gurina (IDIAPJGol).
Los resultados se basan en los datos aportados por 22.823 personas que menstruan a través de una encuesta en línea hecha entre marzo y julio del 2021. En concreto, un 22,2% aseguraron que no habían tenido acceso a productos menstruales en algún momento de su vida por cuestiones económicas y un 39,9% no se había podido costear el producto que querría. El 74% de las participantes asegura haber sobreutilizado un producto menstrual por no tener acceso a un lugar adecuado para cambiarlo.
Entre las más afectadas se encuentran las trabajadoras a tiempo completo, las mujeres más jóvenes y las más afectadas socioeconómicamente.
El estudio apunta que los principales factores de riesgo para sufrir pobreza menstrual fueron identificarse como persona no binaria, haber nacido fuera de España, tener una situación irregular y laboral precaria. En cambio, los factores protectores son tener estudios universitarios y no haber tenido problemas socioeconómicos el último año.
El estudio revela también que un 18,3% de las participantes han asegurado haber sufrido absentismo laboral por cuestiones de salud menstrual, mientras que el escolar fue del 56,6%. El 76,4% indicó la necesidad de tener flexibilidad horaria o teletrabajar para un mejor manejo menstrual y casi el 50% pidió tener acceso a la baja menstrual.
Ante esto, los investigadores han reclamado desarrollar políticas para el manejo de la menstruación en el entorno laboral, educativo y público.
Discriminación menstrual
Otro dato destacado es que el 42% de las participantes señalaron haber sufrido discriminación menstrual en alguna ocasión. La probabilidad de acceder a servicios sanitarios para consultar sobre la menstruación fue significativamente más alta entre las participantes con estudios universitarios.
A pesar de esto, el 57,8% aseguró no haber tenido educación menstrual o que esta fuera parcial antes de la primera regla. Entonces el entorno familiar, escolar y las amistades son la principal fuente de información, que en la etapa adulta pasan a ser internet y las redes sociales.