El aciago año 2020 concluye con una puerta evidente a la esperanza en 2021: la llegada de varias vacunas contra la Covid-19, con una distribución y suministro que ya se han iniciado en España. Los ansiados antígenos, que dan opciones de controlar definitivamente la pandemia, llegan prácticamente un año después de haberse conocido el primer caso de la nueva patología, lo que confirma esta inédita e increíble velocidad en un proceso que suele durar años y hasta décadas.
En ello tiene que ver cómo se ha volcado la comunidad científica en esta carrera sin precedentes: cerca de 200 proyectos de vacunas, varios de ellos en Catalunya, se pusieron en marcha en todo el mundo. Estas iniciativas han avanzado a diferentes velocidades, mientras que se han ensayado revolucionarias y prometedoras tecnologías, como la de ARN mensajero, que abre un nuevo horizonte para la historia de la inmunización: en lugar de inyectar el germen del patógeno atenuado o inactivo se prepara a las células para que sean ellas mismas las que generen la respuesta inmunitaria.
Las fórmulas de Pfizer, Moderna o Astrazeneca-Oxford han estado entre las primeras en ofrecer resultados satisfactorios, confirmando que el fármaco es eficaz y seguro. Atrás quedan pendientes las autorizaciones definitivas de las agencias, hechas contra reloj pero con todas las garantías, para poner en marcha una distribución que va a ser todo un desafío logístico.
La vacunación en Catalunya ha empezado a finales de diciembre, inmunizando primero al colectivo de sanitarios y a los perfiles más vulnerables, susceptibles de sufrir complicaciones graves en caso de contagio.
A partir de ahí, se han establecido prioridades en función de los perfiles para poder ir protegiendo a la población durante 2021, con el objetivo de alcanzar un 70% de cobertura que permita logra la inmunidad de rebaño y, recuperar, en buena parte, la forma de vida que había antes de la pandemia. Se prevé que ese escenario pueda llegar en el próximo otoño.
Los sistemas sanitarios y la propia administración tendrán que afrontar un problema derivado. Las urgencias en las investigaciones han disparado la desconfianza y el recelo de una parte de la población hacia la vacuna. Solo un 32,5% de españoles se la administraría inmediatamente, según una encuesta del CIS. Ir inmunizando con normalidad y protegiendo progresivamente a la población hará que muchos ciudadanos venzan sus reticencias. De la aplicación de los antídotos (se prevé que convivan varios) a una gran mayoría de la gente va a depender no solo superar al SARS-CoV-2 (o que quede como un virus estacional, con un impacto similar al de la gripe) sino también la recuperación de la economía.