La Fundació Rosa Maria Vivar trabaja en el despliegue de una clínica de memoria de segunda generación para la prevención del Alzheimer. El proyecto, que atraviesa ahora la fase de diseño y análisis de la viabilidad, resulta pionero en España y Europa. El espacio se instalará en algún punto del Camp de Tarragona aún por determinar.
Esta es la segunda iniciativa de gran envergadura impulsada por la Fundació, que ya construyó en 2019, en Reus, el Centre Terapèutic per a l’Alzheimer y la Unitat de Memòria, un complejo de día «cálido, luminoso y acogedor para dar calidad de vida a las personas con Alzheimer del territorio», tal como recuerda la presidenta de la entidad, Margarita Oliva.
La Fundació Rosa Maria Vivar lleva el nombre de la madre de Oliva, cuyo diagnóstico fue el origen de todo, y continúa su legado mediante la promoción de la salud cognitiva. En los últimos años, «al sumergirnos en esta enfermedad, asociada al envejecimiento y que no tiene cura farmacológica ni parece ir a tenerla a corto plazo, hemos visto que queda mucho por hacer». Y de ahí este nuevo proyecto.
Oliva concreta el modelo y el sentido de la futura clínica, que se está perfilando. «Actualmente existen centros de salud donde podemos diagnosticar el Alzheimer y a quienes lo padecen, comunicar el tratamiento farmacológico y no farmacológico y acompañar a la familia. Pero las personas que tienen apreciaciones subjetivas sobre esta enfermedad neurodegenerativa y a las que el test no indica presencia de Alzheimer, que están sanas –no se diagnostica en ellas un deterioro cognitivo–, no disponen de recursos. En cambio, la ciencia nos está diciendo que, en un 40% de los casos, es posible hacer prevención», detalla.
Por eso, la prevención será la razón de ser de la clínica, que se define como brain health service (servicio de salud cerebral). «El sistema sanitario debe empezar a pensar en ello», señala Oliva, que incide en que espacios como el que se generará «son la propuesta de 28 instituciones que han profundizado en la investigación y en el conocimiento de los factores de riesgo».
En cuanto a estos factores, los hay «no modificables», como «la edad o la genética», pero «también existen otros en los que sí podemos intervenir, que son modificables. Hasta el momento, se han distinguido un total de 12, aunque seguramente van a ir apareciendo más. Y, si no actuamos sobre ellos, pueden acabar contribuyendo a una demencia asociada a la edad», especifica la presidenta de la Fundació.
Estos factores modificables, que investigadores han puesto bajo la lupa en publicaciones en The Lancet, son: nivel educativo bajo, defectos de audición no atendidos, traumatismo craneoencefálico, hipertensión, inactividad física, diabetes, consumo excesivo de alcohol, tabaquismo, obesidad, depresión, contacto social poco frecuente y contaminación.
La estrategia a desarrollar «es similar a la que se ha establecido para el cáncer o para las enfermedades cardiovasculares, por ejemplo, en las que la prevención ha sido algo definitivo. No se logra que desaparezcan, pero sí que se evita una gran cantidad de casos. De eso, en el ámbito del Alzheimer, la administración todavía no habla», subraya Oliva.
Y destaca que «se trata de buscar que alguien que ahora mismo no tiene Alzheimer no lo vaya a tener luego. La aspiración de los científicos dedicados a esto es que cuando encontremos a una persona con Alzheimer sea porque el sistema ha fracasado y no ha sido capaz de realizar la prevención».
Generar un recurso que no existe
Para alcanzar este escenario, «necesitamos clínicas especializadas que no existen. Este será un proyecto pionero y queremos que esté en el territorio», expresa la presidenta de la Fundació Rosa Maria Vivar.
La clínica de memoria de segunda generación –el concepto hace referencia a un abordaje cognitivo-conductual– pivotará sobre cuatro aspectos: identificar los riesgos de la persona, comunicárselos, llevar a cabo una prevención personalizada tanto farmacológica como no farmacológica y, por último, hacer intervenciones directamente para la mejora cognitiva. «Las investigaciones dicen que todo eso a la vez evitará un alto volumen de casos de Alzheimer», expresa Oliva.
Aproximadamente 800.000 personas padecen Alzheimer actualmente en España. En la provincia de Tarragona son unas 16.000 y en el área de influencia de Reus hay cerca de 5.600. En el mundo, cada tres segundos se confirma un diagnóstico.
«El sistema de salud es lento y necesita muchas evidencias para avanzar. La Fundació arrancará con la primera clínica de este estilo para personas sanas que tienen estas percepciones subjetivas y, probablemente, factores de riesgo. Si la ciencia ya sabe cuáles son los principales factores y cómo apostar por la prevención, es necesario tener un sitio donde se tutele a quien esté interesado en ello», apunta Oliva. Y va más allá: «La idea es personalizar tanto el factor como la intervención, y acompañarlo también de estimulación cognitiva».
Esta última cuestión es especialmente relevante teniendo en cuenta que «hay que adaptarse a cada uno, a sus circunstancias y a su situación, para que esa estrategia sea lo más efectiva posible». Además, «haber entrenado la estimulación cognitiva será también una baza si en algún momento llega la enfermedad».
En la Fundació Rosa Maria Vivar «permanecemos muy atentos para ver qué más podemos hacer dentro del campo del Alzheimer y, con la clínica de memoria de segunda generación, lo hemos hallado». A partir de aquí, la entidad está asesorándose y ha comenzado a dar forma al proyecto, que deberá ser multidisciplinar y supone «una herramienta de salud futura».
