El inicio de la excavación arqueológica en el Cementerio General de Reus dirigida a recuperar los restos del militante antifranquista Cipriano Martos (Huétor Tájar, Granada, 1942), fallecido en la capital del Baix Camp en 1973, es inminente. El Ayuntamiento abrió a finales de octubre, como marcan los protocolos, un procedimiento de información a familiares de otras personas que se encuentran enterradas junto a Martos, cuyos huesos se ubican en una fosa de beneficencia, para que pudieran «formular alegaciones en defensa de sus intereses». Dentro del radio de actuación quedarían 174 hombres y mujeres que murieron en el periodo de 1971 a 1976. Fuentes municipales consultadas al respecto indican, una vez expirado el pertinente plazo, que «no se ha formulado ninguna alegación». Por lo tanto, el proceso sigue adelante.
Las mismas fuentes especifican que «Serveis Funeraris Reus i Baix Camp ofrecen toda la colaboración, en aquello que sea necesario, a la Generalitat», que es la responsable de la intervención a través de la Direcció General de Memòria Democràtica. E indican que, desde el Cementerio General y el consistorio, como titulares del espacio, únicamente «se ha gestionado algún trámite legal» y «se ponen a disposición de la empresa que debe ejecutar el movimiento de tierras los recursos que necesite para llevar a cabo las labores».
El cuerpo de Cipriano Martos se halla, según la información hecha pública por el Ayuntamiento de Reus durante el proceso de información a familiares, en la fosa 11, columna 67 norte del Cementerio General. La Generalitat, que considera la exhumación viable, adjudicó a la empresa Associació de Tècnics en Investigacions Culturals i Socials (ATICS) los trabajos de localización, recuperación y análisis antropológico y genético de los restos que allí reposan. La fecha de comienzo de la intervención está acabando de perfilarse, y quedará confirmada en cuestión de horas o días.
Por su lado, fuentes del Departament de Justícia preguntadas al respecto precisan que las tareas para realizar la exhumación son delicadas, por la disposición de restos en la fosa y porque en ella descansan otros difuntos. Concretan que, como se hace en excavaciones arqueológicas de este tipo, los movimientos comenzarán por el acondicionamiento del espacio para pasar luego a las primeras excavaciones en superficie e ir extrayendo conclusiones. La Direcció General de Memòria Democràtica solicitó al consistorio libros de defunciones del Registro Civil y libros de inhumaciones del cementerio.
Cipriano Martos tenía unos 31 años cuando murió tras haber ingerido ácido en el cuartel de la Guardia Civil de Reus, donde fue interrogado y torturado después de que le detuvieran por repartir propaganda contra el régimen. Sus familiares no pudieron despedirse de él, y acabó siendo enterrado por las autoridades franquistas en una fosa de beneficencia.
Trasladar el cuerpo a Granada
Desde el fallecimiento de Cipriano Martos, su entorno más cercano no ha cejado en el empeño de recuperar sus restos para llevarlos de vuelta a casa. El hermano de Cipriano, Antonio Martos, explicaba recientemente a este rotativo que «mis padres quedaron con mucho dolor por no poder tener a Cipriano en el cementerio donde están nuestros familiares, y nos gustaría llevarlo con ellos, a su misma sepultura, a Huétor Tájar». Lograrlo «sería para mí como un donativo a lo mucho que se esforzaron para sacar adelante a los seis hermanos que éramos», explica, y, «por lo menos, aunque ellos ya no lo van a saber, tener la satisfacción de haber alcanzado lo que querían: recuperar aunque sea los huesos».