La educadora social Olga San Felipe decidió apostar por un proyecto propio hace 5 años para apostar por nuevos retos profesionales sin que nadie externo los limitase. Icaria Cooperativa es una iniciativa comarcal que trabaja con la administración pública en beneficio de la comunidad.
¿Cómo surgió la idea de crear una cooperativa?
Éramos cuatro chicas, trabajábamos juntas en una fundación de Reus y dos de nosotras sobre todo estábamos muy frustradas porque continuamente nos encontrábamos un techo, siempre que teníamos una iniciativa muy chula había alguien que nos decía ‘no’. Querías dar mucho más de ti como profesional y siempre te encontrabas una limitación. Habíamos estado trabajando juntas 3-4 años y el runrún ese nos llevó a pensar «¿y si hacemos algo nuestro y dejamos la fundación?». Si emprendíamos nuestro proyecto, el techo lo pondríamos nosotras. Dicho y hecho, empezamos las cuatro juntas y luego continuamos solo dos.
¿Fue fácil dar ese paso?
No fue de un día para el otro, pero de hablarlo con una amiga tomando una cerveza, pensar en crear un proyecto, en una cooperativa que se dedicase a proyectos sociales, culturales... Lo comenté con las otras compañeras y fue tomando forma. Eso sí, desde el principio tuvimos claro que tenía que ser una cooperativa, ni siquiera teníamos muy claro qué era una cooperativa, pero tuvimos la gran suerte de contar con CoopCamp y fuimos de su mano, nos acompañaron en todo el proceso hasta tener la empresa constituida –fue cuestión de unos seis meses– en diciembre de 2017.
«Hemos ido creciendo según nuestros impulsos y es lo más bonito de tener un proyecto propio: ha evolucionado con nosotras»
Teníamos la empresa, pero tocaba buscar clientes y empezamos a hacer un poco de comerciales, llamando a puertas, sobre todo de administraciones públicas, con quienes trabajamos básicamente, lo que lo dificulta todavía más porque es más difícil de convencer que a un particular; pero el Consell Comarcal del Baix Camp confió en nosotras desde el primer momento y nos ofreció el primer proyecto.
¿En qué consiste exactamente Icaria Cooperativa?
La descripción genérica sería que gestionamos proyectos culturales y comunitarios. Estamos empezando en el ámbito de la cultura porque estoy estudiando el máster de Gestión Cultural, pero gestionamos espacios en los que se mueve especialmente en entornos más rurales que a veces están más olvidados. Siempre pensamos en grandes ciudades, pero ¿en los pueblos no se hace nada?
Y por otro lado, la gestión comunitaria abarca prácticamente todo porque implica desde dinamizar grupos de jóvenes a personas de la tercera edad, acompañar a mujeres en procesos de emprendimiento o de duelo...
¿Ya tenía una formación o experiencia similar a esto?
Soy educadora social y venía de la educación social más pura, que es el CRAE, el centro de menores, los servicios sociales... Lo que se piensa por excelencia al salir de la carrera, luego ves que hay vida más allá. Mi experiencia ha sido siempre con personas jóvenes y desde que fundamos Icaria se ha dilatado mucho, el proyecto nos ha permitido ampliar hacia otros ámbitos. Cuando fui madre, por ejemplo, me interesé mucho más por la maternidad, y ahora estoy explorando más el ámbito cultural... Hemos ido creciendo según nuestros impulsos e intereses y es lo que me parece más bonito de tener un proyecto propio: ha evolucionado completamente con nosotras.
«Lo bueno de no tener un jefe por encima es que podemos ir hasta donde nuestros estudios y conocimientos nos permitan»
¿Y tienen una ruta marcada?
Nuestro objetivo este año es afianzar el equipo e incrementar el número de socios sin que sean trabajadores porque tienen ventajas, pero también tienen más responsabilidades. También queremos que sirva para trabajar la continuidad de proyectos más grandes.
¿Se plantea otros retos?
A nivel profesional, no. Sonará utópico, pero levantarte contenta para ir a trabajar no es fácil y cuando lo consigues, te aferras a ello. Hay días malos, de nervios, estrés; pero el global es positivo, entro aquí y estoy en casa, son mis compañeras. Entonces, pienso: ¿por qué tendría que cambiar, por qué debería buscar otra cosa? Lo bueno de no tener un jefe por encima es que podemos ir hasta donde nuestros estudios y conocimientos nos permitan.