Han perdido la cuenta. Dos vigilantes de seguridad de la estación de tren de Reus han sido de nuevo víctimas de una agresión por parte de un grupo de jóvenes grafiteros. Los hechos ocurrieron la madrugada del domingo y los agredidos fueron dos empleados de entre 35 y 40 años de edad de la empresa de seguridad Trabilsa.
«Estábamos vigilando los convoyes cuando empezamos a oler a spray. Nos acercamos a uno de los trenes, mi compañero por un lado y yo por el otro.
Empezamos a hacer ruido para ahuyentar a los grafiteros, pero se encararon con nosotros y nos empezaron a pegar», relata uno de los vigilantes agredidos. Añade que «eran más de una docena de chavales, y nos empezaron a dar patadas por todo el cuerpo, y mientras huían nos empezaron a tirar los botes de pintura».
Él mismo puedo reconocer a uno de los jóvenes, ya que el resto, según su versión de los hechos, «iban encapuchados y con el rostro cubierto». Añade que «fue otro compañero de otra empresa de seguridad el que llamó a la policía y la ambulancia para que nos atendieran».
Fuentes de los Mossos d’Esquadra confirmaron los hechos al Diari. La policía recibió el aviso pasadas las tres de la madrugada del domingo. «Un grupo de jóvenes de entre 16 y 20 años estaba pintando el lateral de un convoy de tres vagones, cuando fueron sorprendidos por los vigilantes de seguridad», explican las fuentes. Las mismas corroboran que «los jóvenes rociaron con espray a los vigilantes, que al inhalar el aerosol se marearon, y también tenían contusiones. Después, los jóvenes huyeron corriendo».
Ambos vigilantes fueron trasladados hasta el Hospital Sant Joan de Reus para ser atendidos y valorar la gravedad de las lesiones recibidas. «Yo recibí el alta rápidamente después de realizarme diferentes pruebas, pero mi compañero fue el que se llevó la peor parte, incluso le pintaron la cara con spray y le tuvieron que hacer un TAC por los golpes que recibió en la cabeza», explica el vigilante de seguridad. Al cierre de esta edición, la segunda víctima todavía permanecía ingresada en el centro hospitalario reusense, a la espera de su evolución.
Agresiones constantes
Los ataques a vigilantes de seguridad de la estación de tren de la capital del Baix Camp no ceden. De hecho, en menos de un mes uno de ellos ya ha sufrido dos agresiones. «Es la segunda vez en menos de 30 días, y no se ha hecho nada para parar esta situación», asegura. El agredido también recrimina que los jóvenes grafiteros «se sienten con el derecho de pintar los convoyes porque sienten total impunidad ante la justicia, saben que no les harán nada». Añade que «estamos indefensos, no sabemos qué hacer. Hasta que no ocurra algo más grave y que lamentaremos todos».
Con este rotativo también contactó otro compañero de los dos vigilantes agredidos para relatar la secuencia de los hechos. «Pintan los trenes, nos amenaza, nos pegan y no les pasada nada», critica. Explica que «mis compañeros tampoco pueden hacer nada para defenderse ante este tipo de agresiones, ya que solo llevan la porra y las esposas». Desde hace tiempo, el colectivo de vigilantes de seguridad denuncia la situación precaria en la que se ven obligados a trabajar cada día. «Cobramos apenas 900 euros con un mísero plus de peligrosidad. Enfrentándonos a estos jóvenes nos jugamos la vida. No compensa», concluye el empleado.