«No se piensa en la movilidad sostenible, solo en la bicicleta». Lo dicen Josep Maria Alcover y Toni Castellanos. Ambos son patinadores, y no solo de forma lúdica, sino que los patines son su medio de transporte habitual. «Voy a trabajar con ellos», relata Alcover.
Su queja se basa en el estado del asfalto de los conocidos como carriles bici, pero que, en realidad, no son únicamente para las bicicletas, sino también para los patines, los monopatines, los patinetes eléctricos y cualquier vehículo de movilidad personal (VMP). «No obstante, el estado del asfalto no es adecuado para todos los colectivos», exclaman. Y es que el pavimento irregular o la gravilla son elementos peligrosos para las ruedas de unos patines en línea o un monopatín «y entendemos que son cuestiones que hay que cuidar porque la movilidad sostenible no termina con las bicis», revindican tanto Alcover como Castellanos, miembros de Reus Patina.
Proponen hacer un recorrido por algunos de los carriles bici de Reus y empiezan por el de la avenida de Sant Bernat Calvó. En este punto, el despliegue finalizó hace prácticamente tres meses, a principios de junio, y une la plaza del Santuari de Misericòrdia con plaza de Europe, enlazando con la del Canal. Con un presupuesto de 210.026,35 euros (IVA incluido), se han implementado dos carriles (uno por cada sentido) segregados en calzada. Es decir, los carriles de circulación se han estrechado y ha sido incorporado el carril en la calzada –por el lado de la acera– y segregado de los carriles de circulación de los coches con elementos separadores.
Desde Reus Patina aplauden que la red de carriles se amplíe y que cada vez haya más áreas de la ciudad conectadas, pero recuerdan que «hacer un carril no es únicamente pintar las líneas y señalizar», sino que «tiene que estar en condiciones». Señalan el suelo, las grietas y el asfalto gastado y granulado. «Es muy abrasivo», lo que lo convierte en «peligroso». «Por aquí paso a diario y toda la avenida es horrorosa. Ya que habilitaban un nuevo carril, tendrían que haber mejorado el asfalto», considera Josep Maria Alcover.
Otra cuestión que preocupa de esta zona son las rotondas. Al llegar a una glorieta, el carril bici sigue y rodea todo el perímetro. Bicicletas, patines y vehículos de movilidad personal tienen que ceder el paso al entrar y después tendrían que actuar como cualquier otro vehículo. Pero a la hora de la verdad, «es muy peligroso, el coche que quiere salir de la rotonda te corta el paso». Aun sabiendo que la prioridad la tiene quien circula por la derecha, en este caso quien va por el carril bici, «al final los más débiles somos nosotros y vale más estar muy atentos», admite Toni Castellanos.
Dejamos la avenida de Sant Bernat Calvó y los miembros de Reus Patina se dirigen a otro punto: la avenida de Tarragona. Es también de los carriles bici más recientes de la ciudad. En marzo quedó totalmente operativo tras la inauguración de la nueva rotonda de acceso a la urbanización Mas Carpa. Se trata de un carril por sentido que une la avenida del President Macià con la rotonda del Tecnoparc, segregados y con separadores de PVC. Los trabajos fueron ejecutados por un importe de 519.612,72 euros (IVA incluido).
Excepto la zona de la nueva rotonda de Mas Carpa, con pavimento totalmente nuevo, el del resto de la avenida «está en malas condiciones». Señalan, sobre todo, las marcas que hay en el suelo de las máquinas usadas para borrar la pintura de los anteriores carriles de circulación. Y es que se han tenido que estrechar para dar cabida a los carriles bici y, por lo tanto, los operarios trabajaron en borrar las anteriores marcas de la calzada. «Esta maquinaria es muy agresiva, y el pavimento ha quedado totalmente marcado», lo que desestabiliza los patines.
También hay mucha gravilla y restos de separadores de PVC rotos. «Si algún camión o autobús los pisa, se rompen», explican, y algunos trozos han quedado arrinconados al carril bici, como si se tratara de la cuneta. Algo que también sucede en otras avenidas similares, como la de Bellissens.
Reus Patina propone un tercer punto: el carril que conduce al campus Bellissens de la URV desde la avenida Josep Pla de Mas Iglesias. Aquí denuncian, sobre todo, dejadez: una parte del carril está interrumpido por cañas secas, además de haber arenilla. También surge otra cuestión. El carril pasa por un pequeño túnel peatonal por debajo las vías del tren. En la entrada hay una señal que indica la obligatoriedad que los ciclistas tienen que bajar de la bici para pasar por el paso subterráneo. «¿Qué se supone que tenemos que hacer los patinadores?», se preguntan. Formulan esta cuestión porque «en general nos sentimos excluidos, no somos peatones ni tampoco bicicletas y nos da la sensación de estar en una especie de limbo y no sabemos cómo tenemos que actuar», denuncian.
Similares a los patinetes
La nueva ordenanza de movilidad sostenible de Reus, que entró en vigor el pasado 1 de julio, habla específicamente de patines, englobando también a monopatines y «similares sin motor». El texto señala que «están sujetos a la misma regulación que los Vehículos de Movilidad Personal (VMP)». Pero en este caso no pueden circular por la calzada excepto que la vía esté señalizada expresamente (los carriles compartidos). Preferentemente, tienen que circular por carriles bici y otras vías de sentido único donde esté limitada la velocidad a 30 Km/h.
La ordenanza detalla que en los pasos de peatones, los patinadores podrán circular sin tener que sacarse los patines, pero siempre respetando la preferencia de los viandantes. No es obligatorio ni el timbre ni el freno. Tampoco el casco, aunque es recomendable.