En verano muchas veces se toman decisiones que pasan desapercibidas para el público. Tanto los lectores como los periodistas están de vacaciones. El verano –especialmente el mes de agosto– es una buena fecha para una revolución, o al menos para intentarlo. Es una magnífica fecha para constituir un Gobierno, especialmente si se quiere pasar desapercibido.
El 31 de julio la Corporación de un pequeño pueblo de Jaén, Santa Helena, ha tomado la decisión de cerrar el Museo dedicado a las Navas de Tolosa, decisión que se ejecutará de forma inmediata a final de este mes. Más de cuarenta asociaciones nacionales e internacionales de hispanistas se han opuesto a esta decisión, alegando en algunos casos que este cierre corresponde a una nueva visión de España que pretenden imponernos los socialistas y sus socios independentistas.
El museo se encuentra en el lugar que tuvo lugar la batalla de las Navas de Tolosa, 1212. Aunque lleva el título de museo, no contiene piezas originales y solo es una recreación de una batalla y de sus contrincantes. Es posible que la decisión tomada obedezca más a motivos económicos que a otra cosa.
Está batalla marca un antes y un después en la historia de nuestra península y en la de sus habitantes. Por una parte, genera una política de bloques, los cristianos y los árabes, que hasta entonces no se había dado con tanta intensidad, basada exclusivamente en la religión de sus seguidores. Con otra perspectiva, la política de bloques se sigue perpetuando hasta ahora, prueba de la misma son algunas de las críticas efectuadas por la prensa contra el cierre del museo.
Por otra parte, esta batalla marca también la fuerza de la unidad y el peligro de la desintegración. Todos los reyes cristianos de la Península, con la única excepción del de León, junto con la Iglesia, las ordenes militares, los mercenarios venidos de Europa, deciden unirse para luchar contra los árabes, en una especie de Cruzada, que continuaba las de Oriente Medio. En cambio, la descomposición del Califato, había llevado a los árabes a los reinos de taifas y al principio del fin. Con otra perspectiva, el conflicto entre unidad y desintegración se sigue dando en la política de nuestros días, hasta el punto que algunos empiezan a hablar que avanzamos a marchas forzadas a un nuevo reino de taifas.
En este contexto, se enfrentan en las estribaciones de Sierra Morena dos ejércitos, el árabe más preparado y numeroso. La noche anterior a la batalla, los cristianos dan la batalla por perdida. Solo un renegado musulmán, que descubre un paso secreto entre los montes de madrugada, hace cambiar los acontecimientos y escribe la historia. Ya ven que el azar, un hecho intrascendente, que puede darse o no, hace cambiar el futuro. También la política actual, especialmente en Cataluña, depende muchas veces de gestos, de actos o de decisiones, aparentemente de poca importancia, pero que pueden modificar el curso de la historia, como ocurrió en 1212.
De uno y otro bando hubo desertores, que poblaron las sierras de bandoleros durante siglos hasta bien avanzado el siglo XIX y que un cierto romanticismo les dotó de la categoría de héroes, que ha durado hasta ahora. También esa línea difusa entre lo legal y lo ilegal, la aparición de héroes de pacotilla, la colaboración de parte del pueblo y hasta de los autoridades con los bandoleros, nos acerca a esta época. Uno de los famosos fue Diego Corrientes, extraditado del extranjero en un procedimiento dudoso, ajusticiado en Sevilla y troceado para ser expuesto por todos los caminos.