El 1 de enero hizo 25 años de la muerte de Maties Palau Ferré, el célebre pintor, escultor y ceramista de Montblanc con quien gocé de una buena amistad.
Su genialidad, propia de un discípulo de Picasso, con quien coincidió en París, le llevaba a saltarse las reglas protocolarias. Se presentaba en el ‘Diari’ y decía en recepción: «por favor, avisad a los señores Sánchez-Fiera y Coll que les invito a comer». La conversación no podía ser más entretenida, sobre los años franceses o de temas actuales de los que, sorprendentemente, estaba bien informado.
Francesc Marco-Palau y su hermana Rosa de les Neus, han reivindicado merecidamente su figura, objeto de una novela de Màrius Serra. En casa me saluda cada día una de sus pinturas femeninas de ojos almendrados.