Decía hace unos días –concretamente, el pasado 26 de abril– en las páginas de este mismo Diari el meteorólogo y hombre del tiempo de TV3 Francesc Mauri que «lo peor que podría pasarnos es que llueva en las próximas semanas y se solucione la sequía». Lo dijo en el marco de las Jornades Tècniques de l’Aigua del Port de Tarragona, y añadió que «los humanos no reaccionamos si no nos dan bofetadas» –a veces, ni siquiera así–. Bien, pues, como suele ser habitual en Mauri, también en esta ocasión acertó en su predicción: el Govern anunció el martes que levanta el estado de emergencia por sequía, que ha durado poco más de tres meses, gracias a las lluvias de las últimas semanas y sus aportaciones a los embalses de Barcelona y Girona, las dos provincias en situación más crítica. Así que, entre otras cosas, ya se podrán rellenar todas las piscinas tanto públicas como privadas –que ya estén llenas parcialmente– sin necesidad de ser consideradas refugios climáticos por parte de los ayuntamientos. Un anuncio que ha levantado algunas suspicacias por producirse en el medio de una campaña electoral, aunque los responsables de la Generalitat se han esforzado en negar cualquier tinte electoralista en la adopción de esta decisión. Es evidente que la relajación de las medidas representa un alivio para muchos sectores, como lo es que parece cuando menos una osadía dar por finiquitada una de las peores sequías que ha vivido –que vive– Catalunya. Sería un error terrible pensar que con estas lluvias ya estamos a salvo y dejar de considerar una prioridad la necesidad de buscar soluciones estructurales a un problema que sin duda se agravará en los próximos años. Ya nos pasó en 2008. ¿Habremos aprendido algo?
«Lo peor que puede pasar es que llueva»
08 mayo 2024 19:09 |
Actualizado a 09 mayo 2024 07:00
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