Demasiada violencia

17 mayo 2024 22:20 | Actualizado a 18 mayo 2024 07:00
Xavier Fernández José
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El intento de asesinato del primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, por un hombre que no compartía sus ideas ultranacionalistas.

Un locutor belga que suelta, tal cual, esta frase en alusión a Fico: «Parece que el hombre se salvará. El culpable ya ha sido detenido. A todos los que están pensando en disparar al primer ministro Alexander De Croo pero no se atreven por la seguridad que rodea al hombre: ya veis que es posible. Yo les diría: ‘adelante’».

Las amenazas de muerte contra el primer ministro de Polonia, Donald Tusk: «Hoy los eslovacos nos han dado un ejemplo de lo que se debería hacer con Donald Tusk», decía un mensaje en redes sociales.

El nuevo deporte nacional de Alemania: atacar a políticos, sean de izquierda o derecha (la última víctima ha sido el diputado del partido ultraderechista Alternativa para Alemania Martin Schmidt al que le lanzaron un cenicero de cristal a la cabeza).

Unos cuantos energúmenos que cuelgan un monigote que representa a Pedro Sánchez ante la sede del PSOE y se dedican a apalearlo durante las protestas contra la Ley de Amnistía. Un acto, el de la piñata voxiana, que es todo un ejercicio de «libertad de expresión», según un juez.

Políticos que tienen el insulto por bandera y encima nos toman el pelo. Isabel dijiste lo que dijiste en alusión a la madre del presidente del Gobierno. Asúmelo con valentía y no insultes a nuestra inteligencia con mentiras ‘frutales’.

Podría seguir y seguir con ejemplos de violencia política, ya sea física o verbal. ¿De quién es la culpa? De aquellos que azuzan el enfrentamiento, que en vez de intentar hablar, gritan. En tiempos de tuits, de redes sociales, en que cada vez se lee menos, el odio cala con facilidad. Da miedo.

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