Tarragona participa en el embargo contra Rusia reteniendo en el Puerto al yate Crescent, propiedad de Igor Ivanovich Sechin, un millonario agente de seguridad de Putin.
El yate, de 135 metros de eslora, puede verse en uno de los 33 amarres que tiene Port Tarraco. Los de su dimensión pagan por su estancia 2.000 euros al día en la primera semana, pero como este lleva ya desde el 2 de noviembre se le reducirá bastante la tarifa. En todo caso esto no debe preocupar a su propietario, a quien Francia ha inmovilizado otro yate.
Los amigos de Putin siguen con la tradición coleccionista de los dirigentes comunistas. Breznev, la hacía de coches de lujo y tenía 20. Los actuales tienen más afición a los yates. Quieren que el pueblo ruso viva bien… y necesitan dar ejemplo.