¡Hola vecinos! Hay algo peor que un político pillado con el carrito del helado. Y eso peor es un político pillado con el carrito del helado, intentando hacer equilibrios dialécticos llenos de dudas, lagunas, eufemismos, circunloquios y obviedades, con el fin de asegurar que: ‘mi carrito me lo robaron anoche mientras dormía. ¿Dónde estará mi carrito?’. Le ha ocurrido a Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta de Castilla y León que lo va a ser tras echarse en brazos de Vox, la ultraderecha española del hasta hace bien poco Club Internacional de Fans de Putin. Daba cosica verlo el viernes enredado hasta la confusión -que inventó Confucio, como es sabido dentro del sector de aspirantes a Miss- en explicar lo de ‘violencia familiar’, el borrado de toda memoria histórica que no sea la que perpetra Vox, trufada de rutas imperiales caminando hacia Dios, la inmigración ‘ordenada’ o el compromiso de no permitir de ahora en adelante el adoctrinamiento en las aulas castellano leonesas, como si enterrar en la cuneta la memoria histórica no fuera suficiente ración de doctrina tendenciosa.
Tampoco ha estado muy fino Alberto Núñez Feijoo, jefe in péctore del PP, al querer desligarse del carrito de F. Mañueco. Únicamente el presidente del PP Europeo, Donald Tusk, ha dejado claro lo que supone el pacto PP de Castilla y León-Vox. Lo ha definido como capitulación. Lo que viene siendo rendición, sometimiento, claudicación, entrega. Ahora se explica por qué al candidato de Vox se le puso cara de vicepresidente de la Junta en la misma noche electoral, cosa que observó Abascal con su aguda perspicacia. La capitulación se veía venir.
Ucrania no se ha rendido. No se ha rendido Zelensky. Militares, milicias, voluntarios, ciudadanos y ciudadanas, incluso quienes buscan refugio fuera de Ucrania, no se han rendido. No han capitulado. No capitularon trece soldados ucranianos de la pequeña isla de ‘Las Serpientes’, un pedazo de tierra parecido al islote ‘Perejil’, en el Mar Negro, en el que había una estación de investigación marítima y un faro. Desde la flota de guerra rusa fueron conminados a rendirse el 24 de febrero. La respuesta fue: ‘Vete al carajo’, en ruso. Literal, según confirma un clip de audio sacado del intercambio verbal entre un buque ruso y la guarnición ucraniana. Lo siguiente fue el bombardeo del islote, la ocupación por la fuerza bruta y el interrogante acerca de la vida o muerte de los 13 soldados.
Un bipartito PP-Vox visto lo visto en Castilla y León, es susceptible de brotar aquí o allá ¡Plóp! como un champiñónUcrania no capitula pero el PP de Castilla y León se ha rendido a la extrema derecha sin decirle siquiera que se vaya al carajo. Ha dado la vicepresidencia y tres consejerías a Vox, además de la presidencia de las Cortes de Castilla y León a un tal Pollán, que suscitó un divertido comentario en la Mesa de las Cortes, captado por indiscretos micrófonos, en el que un procurador advierte a otra de que Pollán se llama Pollán y que ojito con equivocarse de letra al nombrarle, que puede resultar muy embarazoso. Ya te digo lo embarazoso que puede ser.
¡Ay los parlamentos, las cortes, los hemiciclos, qué buenos -y malos- momentos nos hacen pasar! Hace unos días, en las Cortes de Aragón, una colaboradora del grupo parlamentario del Partido Aragonés (PAR) sufrió una crisis alérgica bastante de asustar. Sus compañeros de oficina, al considerar que se encontraba reunida la Comisión de Sanidad, pensaron que dónde iban a encontrar mejor ayuda que ahí, en la comisión. Pensamiento bastante comprensible, por cierto. Y a ella que fueron para preguntar eso de: ¿Hay algún médico en la sala? Emergieron tres sanitarios. Uno del PSOE: Javier Sada, presidente de las Cortes de Aragón y médico de profesión. Otro, Santiago Morón, médico de familia y diputado por Vox. Y un tercero, Jesús Fuertes del Partido Popular, que además de diputado es enfermero. Lo que se conoce como un ‘tripartito sanitario’ dispuesto para cualquier urgencia. Javier Sada (PSOE) en concreto, lleva ya cinco intervenciones en el marco del Palacio de La Aljafería. Como doctor en medicina ha atendido a un diputado de Podemos, a una turista que visitaba el recinto, a una diputada de Ciudadanos( C’s) y a un niño que se cayó en el parque que rodea las Cortes. La quinta ha sido la crisis de la colaboradora del PAR que, tras el despliegue del tripartito constituido para cuidarla, fue trasladada a Urgencias en ambulancia y se encuentra bien. El tripartito se disolvió esa misma mañana. Si en lo médicamente asistencial resulta posible, en lo político no. Bueno, un bipartito PP-Vox visto lo visto en Castilla y León, es susceptible de brotar aquí o allá ¡Plóp! como un champiñón.
Escruto imágenes recientes de Santiago Abascal intentando vislumbrar si se le está poniendo cara de vicepresidente del Gobierno de España. Al menor indicio me echo al monte. No voy a capitular. Al carajo.