Caos de trenes en Cataluña

14 mayo 2024 19:20 | Actualizado a 15 mayo 2024 07:00
Sergio Nasarre Aznar
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El controvertido ministro de transportes, Óscar Puente, acaba de anunciar que el robo del cobre del ferrocarril del fin de semana electoral pasado implicará afectaciones a los trenes catalanes durante dos meses y un coste de 15 millones de euros.

En plena reivindicación de los usuarios diarios de los trenes de Tarragona a Barcelona (Dignitat a les Vies) por el desastroso servicio, acrecentado en los últimos tiempos porque cada vez más personas tienen que buscarse la vida fuera de Tarragona y fuera de Reus (por qué será), una cerrada niebla se cierne sobre nuestro deprimido territorio, pastoreado durante años por anodinos gobernantes: el Corredor del Mediterráneo.

El Corredor transportará en enormes cantidades productos químicos tóxicos y muy inflamables, a escasos metros de nuestras playas y de varios colegios

Esta gran obra de infraestructura europea financiada con nuestro dinero, vendida como maná providencial que curará los males europeos (que realmente son otros, y mucho más profundos), va a saturar aún más la vía de la costa llenándola de mercancías, perjudicando enormemente a los sufridos viajeros mediante un anunciadísimo ‘cuello de botella’.

Pero aún hay más. Los trabajos técnicos contrastados de la Plataforma ciudadana ‘Mercaderies per l’Interior’ (https://www.mercaderiesperlinterior.com/) demuestran que el Corredor al paso por Tarragona, Altafulla y demás poblaciones circundantes, tendrá un impacto muy negativo en la vida, vivienda y salud de las personas, en el patrimonio y en el medioambiente.

Una reciente resolución de 10-1-2024 del Banco Europeo de Inversiones evidencia las graves deficiencias en las que el citado ministerio y ADIF están incurriendo con el ‘tercer carril’ recordándoles que «las operaciones dentro de la UE deben cumplir con todas las normas de derecho ambiental».

Efectivamente, diversos trabajos evidencian la grave afectación que la circulación de trenes, especialmente los de mercancías, y dentro de ellos, los de mercancías peligrosas, ya está teniendo en el Anfiteatro romano y que se acrecentará exponencialmente con el incremento de circulación a causa del Corredor.

También afectará de manera muy negativa a la zona protegida por la Red europea Natura 2000 ‘Costes del Tarragonès’ que contiene «comunidades [...] extremadamente frágiles y vulnerables por su carácter relíctico y su extremo aislamiento». Los trenes ya afectan a la salud de los vecinos del Serrallo, como lo demuestra el reciente informe del proyecto Soundless de la URV, y lo harán más.

Por si esto fuera poco, el Corredor transportará en enormes cantidades productos químicos tóxicos y muy inflamables, a escasos metros de nuestras playas y de colegios como El Carme o El Miracle, algunos de ellos capaces de afectarnos a 500 mts. a la redonda.

No por casualidad, Transcat ha declarado la vía actual de la costa por la que pasará también el Corredor como de nivel de peligro ‘Muy alto’ impidiendo cualquier desarrollo urbanístico cerca de la misma. Los académicos están trabajando ya para cuantificar el negativo impacto socio-económico que tendrá el Corredor en Tarragona y demás poblaciones a lo largo de la costa, además de incumplir los objetivos de transición energética con la UE.

Lo peor de todo es que la Plataforma ha presentado en todas las instancias posibles un trazado alternativo del Corredor por el interior, alejado de núcleos poblados, que solo ha recibido palmaditas en la espalda de los políticos, pero escasa preocupación real por lo que nos sucederá: el divorcio definitivo de Tarragona del mar y nuestro empeoramiento en calidad de vida.

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