Amor, viudedad y poliamor: la evolución del papel femenino en Roma

A través de inscripciones funerarias se ha podido determinar que el rol femenino fue evolucionando con el paso del tiempo, según explicó la doctora Diana Gorostidi en una charla pre Festival Teta de Tarragona. También los viudos tenían relaciones afectivas e incluso hijos (bastardos)

19 marzo 2025 18:45 | Actualizado a 19 marzo 2025 22:44
Se lee en 2 minutos
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
0
Comparte en:

Cuestionar o dar alternativas a la visión monolítica de que la mujer en la antigua Roma se encargaba de cuidar la casa y a los hijos, tejía y no tenía más activos o más aspiraciones que representar un ideal de mujer, de casa, la fidelidad a los maridos: el arquetipo tradicional de la matrona romana, legalmente casada con un ciudadano, y madre, por tanto, de ciudadanos.

Es el eje de la conferencia que pronunció la doctora Diana Gorostidi en el preludio del festival Teta. Esta profesora de la URV y miembro del Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC) ha estudiado las inscripciones funerarias que contribuyen a dar una visión un diferente al estereotipo que la sociedad tiene de las mujeres romanas, principalmente conocido por las fuentes literarias de la época que «recogen mayoritariamente la vida de las familias aristocráticas y estaban escritas por hombres también de la elite tradicionalista». Pero en el mundo romano, el papel de la mujer evolucionó con el paso del tiempo.

En una sala del Sarcòfag d’Hipòlit llena de público, Gorostidi presentó precisamente la evolución de la mujer romana a lo largo del tiempo. Comentó, por ejemplo, como era vista la viudedad femenina, que a pesar de ser «una prerrogativa muy loable y digna, y que otorgaba además una notable independencia social y económica, solo se podían permitir las familias muy acomodadas».

Precisamente, buena parte de la conferencia, que llevaba por título Noms, renoms i ‘ménage à trois’: visions polièdriques de la dona a l’antiga Roma la dedicó a romper con este estereotipo, este modelo de mujer dedicada al cien por cien a cuidar a la casa, a los hijos y al marido.

Otros estratos

Pero gracias a la documentación epigráfica «nos permite conocer otros estratos» de la sociedad romana.

Precisamente, esta variedad de situaciones viene derivada, en buena parte, porque «la legislación romana era muy drástica y no permitía casarse legalmente a las personas si no cumplían una serie de requisitos». Por ejemplo, no tenían estos derechos los extranjeros ni los esclavos, y quedaba fuertemente limitado entre miembros de diferentes estados jurídicos, como entre libres y libertos, e imposible con esclavos.

«La gran masa de ciudadanos de los estratos inferiores con los derechos restringidos contaban con otras maneras de formalizar sus relaciones sentimentales, por ejemplo, a través del concubinato; esto era bastante habitual entre hombres viudos, que no se volvían a casar por evitar problemas de herencia respecto a los hijos legítimos».

«Pero ello no implicaba que no tuvieran relaciones afectivas con otras mujeres. Y de ello queda constancia en algunas inscripciones de Roma». Tenían con ellas hijos pero al ser ilegítimos (bastardos) quedaban fuera del problema legal de las herencias.

Un trío

Y precisamente gracias al trabajo de las inscripciones que los estudiosos han podido individuar incluso la existencia de relaciones entre más de dos personas, normalmente libertos, o de personas libres con libertos o esclavos. «Hemos documentado relaciones de tipo marital de una mujer con dos hombres a la vez».

Uno de estos documentos es el epitafio de Alia Potestas, escrito para una mujer oriunda de Perusia que vivió en Roma algún tiempo después del siglo I d.C. Describe con términos propios de una matrona tradicional a una mujer independiente, capaz y enérgica, que aparentemente vivió en una relación poliamorosa con dos hombres.

«Es una inscripción muy larga y detallada que le dedica su antiguo amo, donde declara cómo era discreta y bella, pero que, sorprendentemente, incluye también detalles muy sensuales: cómo era su cara, su cuerpo, sus piernas, sus pechos», señala Gorostidi.

Algunos estudiosos no descartan que pudiera haberse tratado de una prostituta, porque mantenía a dos amantes a la vez, que eran muy amigos entre sí «y que cuando ella murió siguieron caminos distintos, porque ella era el nexo que unía a los tres».

Comentarios
Multimedia Diari