España está todavía en un 1% de penetración de mercado del vehículo eléctrico, pero el objetivo a 2030 es del 25%. En este avance hacia la necesaria descarbonización del transporte, el eléctrico debe ser una solución accesible y práctica.
El hogar va a ser el principal eje en torno al cual poner en marcha un nuevo modelo de gestión responsable de la energía. El otro eje es la digitalización, que abre la puerta a nuevos servicios y negocios en base a lo que un día fue solo un coche.
La carga en casa y para la casa
Una carga completa de coche hecha en el garaje de casa -programada una tarifa valle noctura- supone un coste aproximado de 1 €/ 100 Kms de trayecto. Esta misma carga, hecha en un punto de acceso público puede suponer 5-6 €/ 100 Kms, algo más equiparable en coste al vehículo de gasolina o gasoil. Con la diferencia de que este último no contempla la posibilidad de entregar energía hacia otros usos, cosa que un eléctrico sí permite.
Por ejemplo, un fin de semana de camping en el que el coche termina dando energía a pequeños electrodomésticos externos al coche como una luz de acampada, una bici eléctrica o un hornillo para cocinar.
Es en este sentido “circular” de la energía que la ratio óptima de carga de un vehículo eléctrico, según afirma Ferran Menescal, Responsable de Desarrollo de Negocio de Endesa X para Cataluña, es de un 80% en casa y un 20% fuera de casa. Esta proporción en la carga hará que la media de coste por 100 Kms quede aproximadamente en 1,7 €, sensiblemente por debajo al coste por kilómetro de un vehículo de combustión.
Para dimensionar la importancia de la carga doméstica, Menescal afirma que el compromiso de Endesa para final de 2023 es de más de 120.000 puntos de recarga, de los cuales 8.500 serán públicos y el resto serán instalados en empresas y hogares.
Un coche eléctrico es un coche digital
Si en algo se ha caracterizado la economía digital de la última década ha sido en saber detectar y capitalizar los espacios de ineficiencia generados por los grandes sectores clásicos de actividad.
La digitalización nos cambió la forma de viajar (eDreams), comprar (Amazon), estudiar (Coursera) o alquilar casas (Airbnb), y ahora está por cambiar la forma en que nos movemos en el día a día.
El coche eléctrico es un coche altamente digitalizado. Esto significa que está conectado y, por tanto, recibe y entrega datos; es decir, se puede comunicar con sistemas externos. En definitiva, es inteligente.
Esta digitalización del coche está empezando a generar nuevos negocios a partir de una actividad básica como los traslados punto a punto en áreas urbanas.
Un caso cercano es MEC Car Sharing, empresa que alquila coches eléctricos por horas y por días. En 2019 el Ayuntamiento de Reus apostó por contratar 10 vehículos eléctricos de MEC para hacer un uso compartido entre empleados, en función de la franja horaria y el día de la semana.
En esta operación, el Ayuntamiento reducía el número de coches en uso, al tiempo que mejoraba su eficiencia a través de una gestión mediante aplicaciones digitales desde el móvil.
En este ejemplo vemos de nuevo como la eficiencia del coche eléctrico no está en sustituir coches de combustión, sino ir más allá explorando las posibilidades del coche compartido y conectado, hasta llegar al coche autónomo.
Menescal sugiere: “no tardaremos en ver cómo no viene a buscar a casa un coche eléctrico, autónomo y compartido”.
No es una cuestión de emisiones, es una eco-revolución.