'Las empresas han de vender Tarragona como un buen lugar para vivir y trabajar'

Entrevista a Mercedes Teruel, directora de la Càtedra per al Foment de la Innovació Empresarial de la Universitat Rovira i Virgili (URV)

10 septiembre 2018 16:19 | Actualizado a 18 septiembre 2018 11:11
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Mercedes Teruel (Barcelona, 40 años) lidera la Càtedra per al Foment de la Innovació Empresarial de la URV, organismo que impulsa, entre otras iniciativas, un observatorio de la economía de la demarcación de Tarragona.

Acaban de presentar un nuevo informe de coyuntura económica del Camp de Tarragona y Terres de l’Ebre. ¿Cómo vamos?
Se trata de una fotografía del segundo trimestre de 2018. La última tendencia que tenemos es la de un estancamiento, después de un periodo de cierta recuperación. Hay una serie de indicadores con una cierta pausa o freno al impulso, respecto a lo que teníamos a la salida de la crisis.

¿Qué indicadores son ésos?
La creación de ocupación era uno de los datos más importantes, un dato clave. Lo que vemos es que, a finales del segundo trimestre, había disminuido el número de ocupados pese a que el número de afiliados a la Seguridad Social se había incrementado.

Las últimas cifras del paro en agosto tampoco ayudan...
En efecto. El otro dato que tenemos y que es un poco preocupante es la financiación bancaria, en la que vemos cierto freno.

¿Qué tipo de financiación? ¿A empresas, al consumo...?
Los datos no los tenemos de forma tan concreta, pero son las pequeñas empresas las que tienen más dificultades para acceder a ella. La otra cosa es que no se están creando tantas empresas.

¿Por qué?
Si no visualizas oportunidades de negocio y no tienes recursos, no creas empresas. Aunque hay muchos dientes de sierra en el gráfico, en el balance final entre 2017 y 2018, el resultado de un año para otro es que el número de empresas había disminuido. También su capitalización. 

¿Qué perspectivas ofrece el mercado laboral?
Aumentan las afiliaciones en las empresas de más de 250 trabajadores. Las grandes empresas son hoy las que están contratando y tirando de la ocupación, y eso está creando un cierto dualismo en la estructura del mercado laboral. Mientras, la contratación temporal tiene un cierto retroceso pero, de esos contratos temporales que se están haciendo, ha habido un incremento muy significativo de los contratos de menos de un mes. El 38,7% de los contratos temporales que se firman [en las comarcas de Tarragona] son de menos de un mes. Esto manifiesta una cierta precariedad laboral.

¿Qué tal las exportaciones?
Disminuyeron en el segundo trimestre del año, y eso es algo que nos sorprendió. Puede ser algo muy coyuntural. Lo que sí observamos es que la industria química, que es la que tiene más peso en el sector exportador, está rebajando ese peso en las exportaciones de la zona.

Hay empresas de otros sectores que ahora exportan mucho más, y por eso el peso de la Química se reduce. ¿Es eso?
Eso es. Además, se está haciendo un esfuerzo para ir fuera de la Unión Europea, diversificando mercados.

¿Qué grandes retos afrontan hoy nuestras empresas?
Depende de sus características, las necesidades son diferentes. En la pequeña empresa, la financiación. En las grandes, el capital humano es denominador común.

¿Atracción y retención de talento compitiendo con Barcelona?
En cierto modo. Que tengan suficiente capital humano y que no se vaya de nuestras comarcas. Competir con Barcelona es difícil cuando allí se están ubicando grandes multinacionales. Las empresas de aquí han de saber ofrecer oportunidades laborales y a la vez hacer valer nuestro territorio como un buen lugar de residencia, sea temporal o fijo.

¿No nos vendemos suficientemente bien como destino laboral?
Sería eso, sí.

¿Y a quién le corresponde hacerlo?
Han de colaborar todos, desde empresas a organismos públicos, y hacer visible que somos un territorio lleno de ciudades en las que los jóvenes pueden llevar a cabo una vida laboral y personal. Esto es una cosa que se lleva discutiendo desde hace mucho tiempo: poner en valor la calidad de vida de nuestro territorio, porque no todos los jóvenes quieren ese ‘ambientillo’ de Barcelona.

Pero ese ‘ambientillo’ que da ser un destino laboral codiciado a escala internacional, como Barcelona, es lo que para Richard Florida conduce hacia las ‘ciudades creativas’, ¿no?
Cierto. Y no podemos pedirle a un pequeño municipio que atraiga a superingenieros, pero sí que impulse iniciativas para que las personas con talento se queden en él y creen sus proyectos.

¿Cómo?
Por ejemplo, con espacios compartidos donde convivan artistas, cocineros, comerciantes... espacios para compartir esa creatividad. Lo que Richard Florida mete dentro de la coctelera son cosas que van desde lugares LGTBI friendly hasta cosas como el bicing. Son toda una serie de factores que crean esta atracción para una serie de trabajadores capaces de crear unos entornos que rompan rutinas. Se trata de impulsar espacios para crear y compartir, en un entorno donde se pueda generar algún tipo de innovación, sea en el ámbito que sea.

¿Compitiendo entre municipios o colaborando?
Nos tenemos que visibilizar como territorio, y como un territorio conjunto. Somos una red de ciudades complementarias, y hay que hacer esa visualización conjunta de que somos un territorio muy diverso en el que puedes encontrar casi todo.

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