La economía circular se basa en reducir la extracción de recursos naturales, que son limitados, y minimizar la generación de residuos nuevos, reusando y reciclando los productos y materiales existentes. Pero esto no siempre es viable cuando se trata de residuos peligrosos. Muchos procesos de producción de la industria, generan residuos para los que no existe otro tratamiento posible que no sea la incineración.
Los residuos peligrosos pueden dañar la salud humana y el medio ambiente, por lo que asegurar un correcto tratamiento es primordial para eliminar de la cadena de consumo los componentes tóxicos de los productos y los materiales y asegurar la competitividad de la industria.
El tratamiento térmico a altas temperaturas en instalaciones, como la que Sarpi Spain opera en Constantí (Tarragona) con un horno rotatorio y una cámara de postcombustión, permite destruir los contaminantes orgánicos persistentes (COPs) y otros componentes tóxicos a 1.100º C de forma definitiva. Además de estar sometido a una estricta vigilancia medioambiental, el proceso permite capturar metales pesados y otros compuestos como los halógenos.
Además en Sarpi, las personas están muy comprometidas con la seguridad y el medioambiente, trabajando activamente para reducir la huella de carbono, asegurando el cumplimiento de los objetivos europeos para el 2030.
Paralelamente se da valor a los residuos mediante su valorización energética, produciendo energía eléctrica (aprox. 20.000 MWh anuales en Sarpi Spain que corresponde al consumo de unos 5.700 hogares en España) y recuperando la fracción metálica descontaminada de los residuos (aprox. 630 t al año).
En España se generaron 3,7 millones de toneladas de estos residuos (INE 2021) procedentes de diversos procesos de fabricación, la construcción y los hogares (productos de limpieza, medicamentos, aparatos electrónicos, p.ej.), por nombrar algunas procedencias. Una cantidad considerable que no hace más que evidenciar la necesidad de tratamientos adecuados y respetuosos con el entorno.
Teniendo en cuenta que muchos procesos de producción aún no están adaptados, el gran consumo humano y la cantidad de productos y materiales contaminados en circulación, el tratamiento térmico seguirá siendo imprescindible a largo plazo.
Cuando la reutilización y el reciclaje de un producto o material no es posible, el tratamiento térmico extrae de forma segura y definitiva las sustancias nocivas del flujo del consumo, para salvaguardar la seguridad de los productos, la salud de las personas y el medio ambiente, contribuyendo a cerrar el círculo de la economía.