Solo un día después de que la vicepresidenta económica del Gobierno reconociese que tendrán que rebajar sus expectativas de crecimiento del PIB para este año, que actualmente se sitúan en un 7,2% sin contar con los fondos europeos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) trajo ayer buenas noticias para España al mejorar medio punto sus expectativas, pese a que aún se quedan lejos: 6,4%.
En su actualización del informe ‘Perspectivas económicas globales’, el organismo dirigido por Kristalina Georgieva pone el foco sobre la vacunación y el levantamiento progresivo de las restricciones como los ejes sobre los que asentar la recuperación. En España, se espera que los meses de abril, mayo y junio se produzca un incremento notable de los porcentajes de población vacunada, lo que podría llevar a la apertura de la actividad económica y del turismo, explica el informe. Así, el PIB crecería un 6,4% en 2021 y un 4,7% en 2022, unas previsiones similares a las de otros organismos como el Banco de España.
El FMI ya ha incidido en varias ocasiones en que la economía española presenta tres tres factores que lastran su recuperación: el gran sector turístico en el que se basa la economía; un tejido empresarial formado por pequeñas y medianas empresas, porque tienen más limitaciones que las grandes para afrontar y superar una crisis de este calado; y el alto volumen de empleo temporal.
Respecto a las tasas de paro, el organismo no es nada optimista. Calcula que España cerró el año pasado con un desempleo del 15,5%, un punto y medio por encima de su nivel precrisis, pero que la incidencia de la pandemia y la salida de muchos trabajadores de los ERTE supondrá que en 2021 la tasa de paro se dispare al 16,8%, y baje solo un punto (15,8%) para 2022.
Y eso que la tasa de paro en España se ha visto muy mitigada por los ERTE, una herramienta que el organismo califica de «poderosa para aliviar el daño de la crisis en el mercado laboral». El despliegue de medidas de este tipo ha sido «esencial» para evitar que aumente aún más el desempleo y ayudando a proteger a los grupos de trabajadores más vulnerables, como los menos cualificados, explica el informe. «Las políticas de retención de empleo son la mejor opción para abordar la interrupción temporal -aunque a veces prolongada- de la actividad causada por la pandemia», señala.
El organismo incide además en que es clave poder «reubicar» a los trabajadores en las actividades que más se ajusten al nuevo modelo económico causado por la pandemia e impulsar políticas de creación de empleo, sobre todo una vez que pase la crisis y la economía entre en recuperación.