La pandemia de la Covid nos obliga a reflexionar sobre los puntos fuertes y los puntos débiles de nuestra economía para aprender de los errores y potenciar los aspectos que nos pueden diferenciar. La fotografía de las siguientes páginas nos permite observar que tenemos un tejido empresarial rico y diversificado con un buen puñado de compañías punteras en diferentes ámbitos de actividad y motores de empleo en sus respectivas comarcas y sectores con larga tradición en el territorio que deben seguir trabajando en la senda de la diferenciación o la internacionalización y adaptarse a los nuevos tiempos marcados por la digitalización, la transformación energética o la descarbonización.
Así nos encontramos con comarcas como el Baix Camp, el Baix Ebre, el Priorat y la Terra Alta con un gran peso histórico de la industria agroalimentaria que tiene una gran oportunidad en la apuesta por la proximidad y los productos de kilómetro cero.
Uno de los motores de la economía provincial es la industria petroquímica, un sector con numerosos retos por delante para reducir las emisiones de CO2 pero que ya ha empezado a apostar por la economía circular y confía en los fondos Next Generation para acelerar su transformación.
Junto a él un sector turístico de referencia en Catalunya, el Port (entre los cinco más importantes del Estado y líder en algunos tráficos en el Mediterráneo), la URV y empresas líderes en sus sectores.