El Nàstic es el matafiliales a la par que el coleccionista de filiales porque ante el Celta Fortuna culminó su quinta victoria ante un filial en la primera vuelta y ya les ha ganado a todos.
Un triunfo en el que los granas volvieron a exhibir pegada y dejaron en nada el gol de Fer López. Álex Jiménez y David Concha, ambos titulares tras ser suplentes en el Johan, firmaron dos goles de bandera que colocan al Nàstic en la segunda plaza. El domingo viene la Cultural y se encontará a un equipo lanzado.
Si el Nàstic se ha ganado el apodo del matafiliales es porque es un equipo que entierra la calidad de este tipo de rivales a través del orden, la intensidad y también el talento.
Este último sustantivo se suele asociar solo a la parte ofensiva, pero lo cierto es que también reside en la fase defensiva y ahí al conjunto grana le sobra talento. Dani Vidal ha vuelto a diseñar un equipo que disfruta asfixiando al rival y que, cuando siente que ya no puede hacerlo, repliega y sigue siendo igual de fiable y certero.
Esta fue la receta ganadora que se ejecutó el pasado domingo ante el Barça Atlètic en el Johan y también era la hoja de ruta ideada para fulminar a otro filial de semblante parecido como el Celta Fortuna en el Nou Estadi.
Para mantener esa inercia, el técnico tarraconense cumplió con su promesa de no repetir el once que lanzó en la previa al duelo intersemanal. Hasta cuatro cambios introdujo. Dani Rebollo por Alberto Varo en la portería, Ander Gorostidi en la sala de máquinas, obligando a Óscar Sanz a retrasar su posición a la zaga en lugar de Unai Dufur, David Concha por Víctor Narro y Álex Jiménez por Pablo Fernández.
Lo bueno de este Nàstic es que no necesita calcar rostros en el verde para enseñar su identidad. Da igual los que jueguen que la idea se mantiene intacta o al menos esa es siempre la intención, porque enfrente hay un rival que juega y exige, aunque esto a veces se nos olvide a todos.
Un minuto tardó el Nàstic en forzar el primer córner tras provocar una pérdida del Celta Fortuna en la salida. Una clara declaración de intenciones.
Los primeros minutos fueron similares a los del Johan. Presión adelantada, orden defensivo y un rival que tenía la pelota, pero no hacia daño con ella. Al igual que sucedió en aquel partido, el Nàstic no necesitó juego para marcar primero. Es un equipo que goza de una pegada en estas alturas de la temporada en la que los goles le llegan casi por inercia. No necesita ni siquiera someter al rival para golpearle porque el colmillo anda afilado.
Álex Jiménez, esa joya que cada minuto que tiene lo exprime con talento y decisión, se inventó el primer gol de la nada. El delantero de Águilas controló un cuero a 30 metros de la portería y se sacó un mísil. Marc Vidal se estiró solo le quedó aterrizar y aplaudir porque aquella pelota le había superado. El Nàstic se adelantaba en un acto de fe de Álex Jiménez, ese ariete llegado sobre la bocina que ha dejado de ser un complemento para ser un estandarte. Para que luego digan que en los cierres de mercado no hay agua potable.
Con el 1-0, el Nàstic siguió con el plan de partido, pero el Celta Fortuna cada vez estaba más fino y eso provocaba que el equipo cada vez estaba más aculado. El filial celeste pagó caro ese retroceso con otro gol de bella factura en el 39’. Fer López sintió celos de Álex Jiménez y se sacó un zurdazo ante el que nada pudo hacer Dani Rebollo. Nada que reprocharle al guardameta onubense. Si el Nàstic pensaba que con el 1-0 el cuento ya tenía final escrito, andaba equivocado.
Antes del final de la primera mitad, el Nàstic metió una marcha más. De nuevo, apretó los dientes con la intención de volver a ponerse por delante en el marcador. Le sonó el despertador y saltó rápido de la cama.
Marc Fernández avisó, pero fue en una jugada casi consecutiva en la que llegó el segundo gol. Ander Gorostidi se sacó un disparo con el exterior de la bota que podría haber firmado el mísmisimo Luka Modric que encontró el larguero de la portería de Marc Vidal. En el rechace apareció el que tiene más clase de todos. Concha se peinó la melena frente al espejo y pegó una volea que tras golpear contra el césped que se convirtió en un globo que batió a Marc Vidal.
El Nàstic marcaba el segundo justo antes del descanso. Un gol psicológico en toda regla porque volvió a evidenciar en los primeros 45 minutos ante el Celta Fortuna que su nivel ofensivo ha despegado hasta cotas insospechadas.
La segunda mitad comenzó con una ocasión clarísima para la sentencia grana. Marc Fernández tuvo el tercero tras un centro en boca de gol de David Concha. Se encontró el remate encima y logró conectarlo, pero Marc Vidal paró más por colocación que por reflejos. En todo caso, el Nàstic confirmaba que iba a por el tercero. En busca de la tranquilidad.
Si el conjunto grana estaba mejor, desde el banquillo salió todavía más artillería para potenciar el rumbo. Víctor Narro y Pablo Fernández entraban en el lugar de Marc Fernández y Álex Jiménez. A ellos se unía Unai Dufur que devolvía a Óscar Sanz a la medular en lugar de Ander Gorostidi.
La salida de los tres coincidió con un Nàstic que comenzó a tener más el balón, a defenderse a la vez que amenazar con él porque encadenaba jugadas repletas de control, ritmo y amenaza porque con Narro y Concha en las alas y Antoñín y Pablo en punta es imposible no desprender esa constante sensación de peligro.
Conforme se acercaba el final, el equipo grana entendió que no era momento de riesgos y le intentó transmitir calma en todo momento al encuentro. El tercero estuvo cerca en una jugada de laboratorio en la que Jardí buscó el espacio y Montalvo le encontró en un pase medido. Remató en pleno vuelo pero su zurda de seda colocó el cuero por fuera del palo largo sin encontrar premio a la pizarra ganadora.
En el tramo final, el Nàstic no temió por el resultado, completando un ejercicio de madurez. Ya es segundo. Vuela.