La alimentación ha pasado de ser vista como una simple ingesta de alimentos básica para nuestra supervivencia, a ser una de las claves importantes que afectan a todas las áreas de nuestra vida, tanto a nivel personal como profesional.
Poniendo el foco en nuestra área más profesional y empresarial, una buena alimentación ayuda a que nuestro cuerpo mantenga su dinámica, concentración y buen funcionamiento de trabajo durante las 8 horas de la jornada laboral. A pesar de ser ese elemento clave, otros factores como la actividad física, no perder nuestra parte más social con amigos y familia, y un buen descanso de unas 8 horas generan el «equilibrio necesario y óptimo» para que nuestro organismo funcione tan bien como el de un deportista de élite.
De la mano de Jesús Francisco García, especialista en nutrición y profesor del Grau en Nutrició i Dietètica de la Universitat Rovira i Virgili (URV), analizamos las claves a tener en cuenta para sacar la mejor versión de tu cuerpo y cómo una alimentación saludable y equilibrada nos puede ayudar a evitar situaciones de cansancio, agotamiento y en resumen, de una baja productividad laboral.
1. Alimentación saludable
La alimentación es, sin duda, la base sobre la que se estructura el bienestar humano. De hecho y tal y como detalla García, la alimentación de los altos directivos «podría llegar a ser muy parecida» a la que tienen los deportistas de primer nivel donde al igual que la alimentación es importante, también lo son otros elementos que desarrollaremos a continuación.
«Mejorar la alimentación, en parte, es mejorar un estilo de vida hacia una mirada más sana y alejada del estrés que vivimos en nuestra sociedad», asegura Jesús Francisco García.
De hecho, el estrés no solo afecta lo que comemos si no que también determina lo que queremos comer, «a más cansados, peor comemos y tendimos hacia el fast food (comida rápida) para saciar nuestra ansiedad y hambre», asegura el docente de la URV.
Por todo ello, Jesús Francisco García detalla que un patrón saludable de varias comidas a lo largo del día «ayuda a tener niveles de glucosa constantes» que permiten al organismo trabajar correctamente durante las largas jornadas laborales.
¿La clave? Una vez más, un equilibrio entre proteína, carne blanca, hidratos de carbono, arroz y siempre que es posible, introducir piezas de fruta y verdura fresca.
Desde el área de nutrición de la URV explican también que es importante «evitar comer dulces excesivos», aunque es normal poder tomarlos puntualmente.
Por todo ello, una buena Dieta Mediterránea es una de las más reconocidas. Los expertos señalan que no sólo protege de las enfermedades cardiovasculares, sino que además aporta gran cantidad de antioxidantes (en relación con los alimentos de origen vegetal, frutas, frutos secos, verduras, legumbres) que previenen el envejecimiento celular (aumento de la esperanza de vida) y del cáncer.
Otra de las claves a tener en cuenta no es solo las ventajas que «nuestra dieta» aporta, sino la diferencia en relación a otros países donde no existe una alimentación tan rica, complementaria y equilibrada. «No es tanto lo que aporta, sino el gap (distancia) existente cuando no está».
2. Actividad física
La actividad física tiene un papel clave y determinante en el buen rendimiento de nuestro cuerpo y su buen funcionamiento interno.
Es muy importante que por mucho trabajo y momentos de estrés, se busquen unos minutos al día para hacer deporte, andar y mover el cuerpo. Los 10.000 pasos al día, que tanto se han popularizado entre la sociedad, realmente son otra de las claves para regular nuestro organismo para desconectar de las horas de concentración delante del ordenador, sentados y de reuniones.
Dar entre 9.000 y 10.000 pasos diarios reduce el riesgo de muerte en más de un tercio y el riesgo de enfermedad cardiovascular en al menos un 20%, pero incluso aumentos menores resultaron beneficiosos, según un estudio realizado con más de 72.000 personas.
«Cualquier actividad es buena. Cuantos más pasos se daban al día, menor era el riesgo de mortalidad y enfermedad cardiovascular», afirma Matthew Ahmadi, epidemiólogo de la Universidad de Sydney (Australia) y uno de los autores del estudio.
«La marca de los 10.000 es un gran objetivo, pero incluso sino se alcanza, realizar cualquier actividad para aumentar los pasos diarios puede contribuir en gran medida a mejorar la salud y reducir el riesgo de enfermedad».
Los expertos aseguran que para tener un cerebro sano hay que hacer ejercicio. De hecho, los neurólogos recomiendan practicar un mínimo de 30 minutos durante 5 días para potenciar sus efectos, mejorar la memoria y el aprendizaje y disminuir el riesgo de deterioro cognitivo. Estos beneficios intelectuales se transmiten también a los hijos y nietos, según los últimos estudios.
García detalla también que uno de los principales retos a superar es «el sedentarismo actual por el tipo de trabajo, ya que es el principal enemigo de un cerebro sano».
No podemos olvidar que el cerebro está irrigado por vasos sanguíneos que aportan oxígeno y nutrición, por lo que conservar y proteger la salud cardiovascular es -más allá del rendimiento profesional- fundamental para la vida y salud.
3. Descansa -mínimo- entre 7 y 8 horas
El papel que tiene un buen descanso es parecido a lo comentado al inicio de este análisis en relación a la alimentación. ¿Cómo ha cambiado su visión a lo largo de los años y su función a día de hoy?
En el ámbito deportivo es importante dormir 8 horas para cubrir todas las fases del sueño y, permitir así, la recuperación del cuerpo después de entrenar. Por esto podríamos decir que «el descanso es el entrenamiento invisible». Aunque con matices, en el ámbito profesional, descansar y dormir mínimo este cúmulo de horas reduce tu riesgo de problemas graves de salud, como diabetes y enfermedades del corazón.
Dormir bien disminuye el estrés y mejora el estado de ánimo. «Un buen descanso ayuda a pensar con más claridad y desempeñarte mejor en los estudios y en el trabajo», asegura García.
4. No olvides tu parte social
Entrando ya en la fase final de este análisis donde hemos analizado algunos de los tips que más pueden ayudarnos a maximizar nuestra atención en el trabajo, hay una área más que también tiene su espacio y es la importancia de las relaciones personales dentro y fuera de la oficina.
Sin duda, tener tiempo y atender tu área social te va a ayudar en dos grandes ámbitos que son la productividad y tu motivación.
Tal y como explica García, cuando las personas mantienen buenas relaciones sociales en el trabajo y fuera de él, ya sea en varios círculos de amistades o familia, su comunicación y bienestar tiende a mejorar. En la inmensa mayoría de los puestos de trabajo, es necesario comunicarse con otros trabajadores para llevar a cabo los diferentes proyectos. Consecuencia de ello, unas buenas relaciones facilitarán esa comunicación y «ayudarán a sacar el trabajo adelante con mayor eficacia y bienestar personal».
Finalmente, la motivación. Para que un trabajador esté motivado la clave es que se encuentre cómodo y para ello, factores como la complicidad entre los compañeros son claves. «Con unas buenas relaciones en el trabajo y un ambiente cómodo su atención y productividad también llegarán a niveles altos».