La historia de Cristóbal Colón siempre ha estado envuelta en misterios, y parece que incluso después de su muerte, estos misterios lo siguen acompañando. Hoy, se ha confirmado científicamente que los restos sepultados en la Catedral de Sevilla pertenecen al propio Colón. Esta noticia cierra un capítulo largo de especulaciones sobre el destino de sus restos, pero abre más puertas a enigmas aún sin resolver en torno a la figura del navegante que cambió la historia del mundo.
La confirmación llega tras años de debates e investigaciones científicas que se propusieron esclarecer la auténtica identidad de los restos ubicados en la catedral sevillana. Colón murió en Valladolid en 1506, pero ese fue solo el comienzo de una travesía póstuma que le llevó a ser enterrado en diversos lugares, cada uno de ellos cargado de simbolismo y conflictos. Después de su muerte, sus restos fueron trasladados a Sevilla y, posteriormente, a la isla de Santo Domingo, en la actual República Dominicana. Años más tarde, durante el cambio de dominio de la isla, sus restos volvieron a ser trasladados, esta vez a La Habana, hasta que finalmente llegaron de nuevo a Sevilla en 1898, donde reposan en la Catedral hasta el día de hoy.
Los misterios del origen de Colón: ¿Tortosa, Genova o algún otro lugar?
El descubrimiento de los restos en la Catedral de Sevilla ha cerrado un capítulo, pero queda mucho por descubrir sobre Colón. Si bien su tumba ha sido ahora validada, su lugar de nacimiento sigue siendo un tema candente entre los historiadores. Aunque la versión más extendida lo sitúa en Génova, hay teorías que apuntan hacia otras posibilidades, entre ellas la idea de que Colón podría haber nacido en Tortosa, en el Baix Ebre, Catalunya.
La teoría de Tortosa sostiene que Cristóbal Colón pertenecía a una familia de origen judío converso asentada en esta localidad catalana. Algunos historiadores señalan que su padre podría haber sido un comerciante o navegante con conexiones en el Mediterráneo, lo que habría facilitado su formación marítima. Además, existen documentos que sugieren la presencia de un “Colom” en la nobleza catalana del siglo XV, lo cual podría vincular a Colón con la Corona de Aragón. También se argumenta que la firma utilizada por Colón, llena de símbolos y abreviaturas misteriosas, es más comprensible si se asume un origen catalán. La hipótesis se apoya, además, en los análisis lingüísticos de sus cartas, donde se observan catalanismos y estructuras gramaticales que sugieren que el catalán podría haber sido su lengua materna.
Esta teoría es menos conocida que la oficial, pero ha sido defendida por varios estudiosos que afirman que Colón tenía raíces catalanas, lo cual podría explicar sus posibles vínculos con la Corona de Aragón y su facilidad para interactuar con la corte de los Reyes Católicos. Además, algunos apuntan a ciertos elementos lingüísticos presentes en sus escritos, donde aparecen errores y expresiones que parecen más propias de un hablante nativo del catalán.
Independientemente de cuál sea la verdad, la vida y la muerte de Cristóbal Colón siguen generando teorías y debates que muestran la fascinación que este personaje sigue despertando. ¿Era Colón un noble catalán que ocultó su identidad para servir mejor a la Corona de Castilla? ¿Fue en realidad el explorador genovés que se presenta en la mayoría de los libros de historia? La respuesta definitiva podría tardar en llegar, pero mientras tanto, la curiosidad persiste.