El Nàstic superó al Racing Rioja en la primera ronda de la Copa del Rey con un equipo plagado de jugadores secundarios. Futbolistas que no están contando con la confianza del técnico en liga pero que demostraron estar listos para cuando el técnico Raül Agné acuda a ellos en la competición regular. Lo reconocía el mismo entrenador grana tras el encuentro en Las Gaunas: «Han estado a la altura». No era nada fácil. El rival era de Segunda RFEF, una categoría inferior, pero en la Copa del Rey eso no siempre cuenta. Huesca, Zaragoza, Ponferradina o Córdoba se han quedado fuera del torneo del KO ante rivales de divisiones más bajas. Además, no hay margen de error. Una derrota y perdían no solo la oportunidad de exhibirse, sino de disponer de nuevas ventanas en las siguientes eliminatorias. La victoria y la forma en la que se consiguió, controlando el partido tras encararlo en el primer tiempo con los dos goles.
De los once futbolistas que salieron de inicio en Lezama, en la última jornada liguera ante el Athletic Club B (0-0), solo repitió Quintanilla. Algunos como Bonilla, Tirlea, Robert Simón, Parra o Iván de la Peña ni siquiera dispusieron de minutos en el partido.
Con la voluntad de reclamar más presencia en la competición liguera, saltaron a Las Gaunas con las ideas claras. En lo colectivo y en lo individual. En grupo, ejecutaron el plan de partido. Encarrilarlo cuanto antes y controlarlo después. Faltó rematarlo con los contragolpes.
Destacaron cuatro jugadores. Lupu, Èric Montes, Robert Simón y Parra. El primero fue el protagonista del tanto que abrió el marcador. Remató de primeras, a lo ‘killer’. Simón sacó un centro preciso y Lupu puso el toque goleador desde el borde del área chica para poner el esférico en el fondo de la red.
El delantero rumano tuvo que abandonar el partido poco después por una lesión en el bíceps femoral. Pero con esos doce minutos en los que estuvo sobre el verde fueron suficientes para comprobar que Lupu tiene el arma cargada de goles.
El segundo tanto también llevó la firma de un futbolista que necesitaba dar un paso hacia delante. Èric Montes ha tenido un protagonismo irregular. Llegó a encadenar cuatro partidos de titular para luego rebajar su participación a la mínima expresión. En Las Gaunas ofreció una buena exposición de virtudes. Entre ellas, un golpeo potentísimo. Así hizo el segundo tanto. Enganchó un balón suelto a pocos metros del área y lo coló entre el palo y el portero.
Los dos debutantes, Iván de la Peña y Parra, dejaron notas muy positivas. El primero, sin ser central natural, encajó junto a Quintanilla, mientras que el arquero tuvo intervenciones determinantes para mantener la diferencia de dos goles en el marcador. Además, contó con los postes que también impidieron hasta tres goles locales.
Tirlea enseñó que puede entrar en el once en cualquier momento, como ya ha hecho durante la temporada, mientras que Bonilla aprovechó los 90 minutos para exhibir físico. Nil Jiménez se vio impedido por la lesión en el tobillo, Gorostidi pudo sumar confianza en el juego, mientras que a Pochettino solo le faltó acierto en los metros finales. En la segunda mitad, el partido se puso en un escenario propicio para su verticalidad, pero no estuvo preciso en el golpeo y en la toma de decisiones.
Unos más y otros menos, pero demostraron que la plantilla del Nàstic es extensa, como quería el técnico, y que todos están preparados para cuando les toque salir.