Vicky Font, Diego Ortega, Joan Carles Adell y Jordi Cervera siguen aguardando una ventana de buen tiempo para intentar el cruce a nado del Estrecho de Gibraltar, travesía que han vinculado a la recaudación de fondos para investigar sobre la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y dar visibilidad a esta enfermedad aún sin cura.
Los cuatro nadadores tarraconenses se hallan desde el sábado en Algeciras a la espera de que se dén las condiciones óptimas para realizar su intento y reciban la autorización por parte de la Asociación Cruce a Nado Estrecho de Gibraltar (ACNEG), la entidad encargada de supervisar este desafío.
Hasta que llegue el momento de la verdad realizan entrenamientos diarios en las playas de la zona, donde el agua es más fría que en el Mediterráneo ‘tarraconense’ y se sitúa entre los 18 y los 20 grados.
Mientras tanto pueden adquirirse las camisetas conmemorativas que se venden al precio de diez euros. Existe además la posibilidad de realizar aportaciones vía Bizum a la Fundació Catalana d’Esclerosi Lateral Amiotròfica Miquel Valls, destinataria final de toda la recaudación.
Cuando tengan luz verde Font, Ortega, Adell y Cervera se lanzarán al agua desde el faro de Tarifa, en la isla de las Palomas, en Cádiz, con el objetivo de cubrir juntos los 14,5 kilómetros de distancia (7,8 millas náuticas) que hay hasta Punta Cires (Marruecos).
El cruce a nado al Estrecho de Gibraltar suele realizarse en un promedio de entre cuatro y seis horas, siempre en función de las condiciones del día en que se lleva a cabo el intento y de las corrientes.
Desde que llegaron a tierras gaditanas sólo se ha producido un intento por parte de varios nadadores estadounidenses, que tuvieron la mala fortuna de tener que suspender su travesía, a causa de la aparición de un espeso banco de niebla, cuando solo les faltaban cuatro kilómetros para completarla.
Además de la niebla, los principales obstáculos para los nadadores que intentan el Estrecho de Gibraltar son las corrientes marítimas, que pueden llegar a tener una fuerza de hasta los tres nudos en contra, unido a los cambios bruscos de viento y al denso tráfico marítimo.
Se trata de una de las travesías más solicitadas por los ultrafondistas. Hay una larga lista de espera debido a que las ventanas de buen tiempo para acometerla son muy escasas en la zona.