El Museu Pau Casals, la Casa Navàs, El Castell-Monestir d’Escornalbou, Mas Miró, el Museu Casa Barral, la Casa Castellarnau o la Casa pairal de Àngel Guimerà... A partir de los exquisitos salones y de las estancias más íntimas y personales es posible conocer un pedacito de la vida y la obra de algunos personajes ilustres, músicos, escritores y pintores, también burgueses, la mayoría pertenecientes a los siglos XIX y XX. Un recorrido que lleva a diferentes rincones de la provincia, desde el murmullo de las olas a la quietud de la montaña.
Estas y otras residencias repartidas por toda Catalunya están recogidas en el volumen Cases amb història, del periodista y escritor Daniel Romaní, publicado por Viena Edicions con el apoyo, entre otros, del Departament de Cultura de la Generalitat, del Diari Ara y de la Diputació de Tarragona. Se trata del quinto volumen de la serie, que contempla Castells de Catalunya, Monuments, Tresors y la Catalunya industrial.
«Todas las casas se pueden visitar. Son de estilos diversos y de personas de diferentes ámbitos, que van desde la ciencia a la cultura o a la política. Hay muchas casas museo, algún monasterio medieval e incluso masías», señala Romaní, quien añade que justamente «uno de los atractivos de este recorrido arquitectónico es que «nunca fueron pensadas para ser visitables». Cada una posee su historia y su particularidad, pero tienen en común ser las pioneras de muchas de las innovaciones de Catalunya. «En algunas de ellas fue donde primero llegó la electricidad, las primeras cafeteras eléctricas y los primeros coches», asegura Romaní, quien las ha visitado todas. En estas páginas una pequeña pincelada.
Museu Pau Casals
La esencia del maestro vendrellense está estos días más viva que nunca con su compromiso con la libertad y la democracia, contra las guerras y las armas nucleares. «Las naciones más poderosas, tienen el deber y la responsabilidad de mantener la paz», dijo en el seno de las Naciones Unidas hace medio siglo. En una de las pequeñas salas de la Casa Museu, sita en El Salvador, El Vendrell, se exhibe, solemne, el primer violonchelo de Casals. «Me paro un buen rato en una vitrina llena de objetos como un mechón de pelo de Mendelssohn y una agenda abierta el noviembre de 1912 donde hay apuntado prácticamente un concierto cada día: Viena, Praga, Budapest, Londres...», cuenta Daniel Romaní. La huella de Beethoven y la influencia de Bach acompañan al visitante durante el recorrido, que finaliza con un documental sobre el emotivo estreno del himno de las Naciones Unidas.
Casa Navàs
«La extraordinaria bañera donde nunca se bañó el señor Navàs». Este es el título del capítulo dedicado a la reusense Casa Navàs, en la plaça Mercadal. Efectivamente, en 1907 Joaquim Navàs, la séptima persona que más tributaba en Reus en aquella época, sufrió un atentado del cual nunca se supo la autoría. «Podía ser un trabajador desconocido, un anarquista o alguien relacionado con la política, ya que él era miembro de la Unió Catalanista», sostiene Romaní. En cualquier caso, Navàs no sufrió daños, pero el susto fue tal que el matrimonio se fue a vivir a Barcelona, por lo que Joaquim Navàs nunca disfrutó el majestuoso edificio modernista. Sí lo hizo, no obstante, su esposa, Pepa Blasco, con el servicio, quien le sobrevivió quince años. A su muerte, la casa pasó a manos de su sobrino Joaquim Blasco y su mujer, Maria Font de Rubinat, hija de un alcalde de Reus y concuñado del presidente Francesc Macià.
Castell d’Escornalbou
El Monestir-Castell d’Escornalbou se alza orgulloso en Riudecanyes. En sus últimos usos, en el siglo XX, se reconvirtió en una mansión señorial de la mano del reusense Eduard Toda, diplomático, egiptólogo y filántropo. Romaní, autor de Cases amb història, recoge que se trataba de un hombre de buen porte. «Guapo, más alto que bajo, cabello y barba rubios, ojos azules y expresivos», en boca del periodista Josep Roca. «Galante y seductor», para el arqueólogo Jaume Massó, experto en Toda. Aspecto físico aparte, hombre polifacético, dejó en el edificio algunos tesoros que aún hoy se pueden contemplar. Uno de ellos es su inmensa biblioteca, un remanente de los más de 60.000 libros que adquirió en vida, muchos de ellos donados cuando una vez leídos. Asimismo, Toda también destacó como escritor y de adolescente hizo buenas migas con otro reusense ilustre, Antoni Gaudí, con quien se conjuró para reconstruir el Monestir de Poblet, entonces medio derruido. Toda decía convencido aquello de «Reus, París, Londres. Y primero Reus».
Mas Miró
En Mont-roig del Camp, Mas Miró fue fuente de creación del pintor, grabador y ceramista. Como comenta Daniel Romaní, su primer contacto con esta casa familiar tuvo lugar en 1911, a raíz de una enfermedad, «una mezcla de crisis nerviosa y fiebres tifoideas». Miró volvía cada verano a buscar la luz de estos parajes, entre la huerta y la tierra, a la que se sentía muy vinculado. En ella, todavía hoy los visitantes encuentran la mesa que le sirvió de modelo para pintar La taula. «Estaba en la cocina, donde la masovera planchaba», revela la directora del Mas Miró, Elena Juncosa. Durante la Guerra Civil, con el artista exiliado, la masía fue ocupada por milicianos republicanos, época en la que se instaló un taller de reparación de coches y una comandancia de artillería. «Sabemos que había un refugio construido por los republicanos. La madre y la hermana de Miró lo utilizaron durante algún bombardeo. Lo hemos estado buscando cuando hemos hecho obras, pero no lo hemos encontrado», apunta Elena. Mas Miró abrió en 2018. Es uno de los últimos espacios incorporados al club de las casas museo de Catalunya.
Museu Casa Barral
Poeta, editor y senador, Carlos Barral convirtió Calafell en un epicentro intelectual. «Su padre fue a parar allí un poco por casualidad a causa de un temporal de Levante», manifiesta Romaní. «Si los pescadores no lo hubieran acogido con los brazos abiertos, no habría alquilado una tienda y su hijo no nos hubiera obsequiado con sus poemas y narraciones con el mar como protagonista», puntualiza. Efectivamente, en el Passeig Marítim destaca la antigua tienda, reconvertida en Casa Museu donde luce la balconada azul de madera, propia de las Islas Canarias, desde donde llegó desmontada y en barco. «Era un pez de noche», dice Romaní, «que hacía tertulias hasta bien entrada la madrugada, en las que no faltaba el alcohol, con escritores como Gabriel García Márquez, Jaime Gil de Biedma, Ana María Moix, Mario Vargas Llosa o Juan Marsé». El edificio recupera las tradiciones de la comunidad marinera de Calafell, además de difundir su obra.
«En Catalunya existe un patrimonio rico y extenso, que en ocasiones es complicado de mantener al 100%. Por ello, hay muchas personas trabajando detrás. A mi parecer, son casas que se deberían potenciar mucho más», concluye Romaní.