El cine y audiovisual de nuestro territorio vive un buen momento. La película Un sol radiant ha sido nominada a la XVII edición de los Premis Gaudí como mejor dirección novel. El filme ha sido codirigido por la cambrilense Mònica Cambra y ha sido coescrito por la reusense Clàudia Garcia de Dios. Las dos cineastas completan el equipo junto a Ariadna Fortuny, Lucía Herrera y Mònica Tort.
Tenemos la fortuna de conversar con Garcia de Dios y Cambra, para valorar la trayectoria y éxito de su ópera prima. Tal ha sido el impacto que, más allá de la nominación a los Gaudí, Un sol radiant ya lleva a sus espaldas un destacado palmarés: el premio Lab (2022) y Premi Talents (2023) del D’A Film Festival, el premio al Mejor Guión en el Festival Internacional de Cine de Gijón 2023, a mejor actuación para Nunu Sales en el Festival de Santander 2023 y a mejor largometraje en Festival Internacional de Cinema en Català. Nada mal. A ello le tenemos que añadir la preselección para los prestigiosos Premios Feroz Arrebato.
«La clave del éxito ha sido tomárselo como un trabajo más de la carrera, ir paso a paso, sin presión»
«Aún no nos lo terminamos de creer, es una gran ilusión!», celebra Clàudia. Mònica se suma a la incredulidad: «Nunca habíamos tenido claro ni si terminaríamos el rodaje ni si saldría de nuestros portátiles».
De TFG a la gran pantalla
Una particularidad de la cinta es que tiene su origen en un Trabajo de Fin de Grado de las cinco cineastas, (ex)estudiantes de audiovisuales en la Universidad Pompeu Fabra. Garcia de Dios explica que la ‘aventura’ empezó en 2019, cuando su intención era hacer un cortometraje para su TFG; querían grabar unas pocas escenas y escribir parte del guión y el tratamiento del primer acto. La recepción de sus tutores les hizo abrir los ojos y darse cuenta que allí había potencial a explotar, mucho más que un proyecto académico.
El resto es historia. Empezó un largo proceso de cuatro años, hasta que en 2023 se presentó finalizada la película en los primeros festivales. Casi dos años trabajando en un guión completo, encontrar reparto y el resto del equipo, rodajes cancelados por la pandemia, la difícil búsqueda de financiamiento para un filme novel y «hacer un puzzle con el bajo presupuesto y las pequeñas inversiones», según cuentan. «La clave del éxito ha sido tomárselo como un trabajo más de la carrera, ir paso a paso, sin presión ni mayores aspiraciones», valora Cambra. A ello, Garcia de Dios añade que «ha sido un milagro llegar donde hemos llegado y que la película siga ‘viva’ seis años después».
«Esperemos que los Gaudí se haga altavoz y podamos proyectar la película en Tarragona, en casa»
La codirectora cambrilense asegura que el verdadero «punto de inflexión» fue el recibir el premio Lab en el D’A Film Festival de 2022, cuando la película aún no estaba terminada. Este les dio el empujón motivacional y económico necesario para pulir el producto y garantizar una posproducción de calidad. Y un año después ganaron el premio de la ‘sección ofical’ del festival.
Claros y nubes
Seis años de proceso es un viaje largo, mucho. Y como toda travesía, tiene sus más y sus menos. Las cineastas coinciden en que ha sido un trabajo muy duro y extenso, en todos los aspectos. No ha sido fácil salir a flote económicamente a lo largo de estos más de cuatro años -aún más siendo una película ‘pequeña’-, pero sobre todo les ha costado mucho compaginar la labor con las vidas (profesionales y personales) de las cinco. El esfuerzo ha dado sus frutos. «La incertidumbre siempre es la peor parte del proceso: el presupuesto, que se pare el rodaje... -reflexiona Clàudia- pero, sin duda, todo lo que hemos aprendido entre todas no tiene precio».
«La incertidumbre siempre es la peor parte del proceso: presupuestos, que se pare el rodaje... pero es un aprendizaje que no tiene precio»
Un último deseo
Las jóvenes cineastas ya han tocado casi techo, sí, pero aún les queda cumplir una gran ilusión: que la cinta «llegue a casa». «Nos emociona ver gente llorando con Un sol radiant en San Sebastián, que gente hable de ella en Bilbao o Soria... Pero nos da un poco de pena que aquí, en Tarragona, tan poca gente la haya visto», lamenta Cambra. Pese a haberse rodado íntegramente en el Baix Camp, la cinta solo se ha reproducido tres veces en toda la provincia: «Esperemos que con los Gaudí se haga altavoz y podamos proyectar nuestra película en casa».