Rosmarie Waldrop y la sensualidad más inquietante en ‘El pañuelo de la hija de Pipino’

La editorial Periférica publica una novela moderna, divertida y sensual escrita por la poeta alemana Rosmarie Waldrop

26 enero 2025 13:36 | Actualizado a 26 enero 2025 13:43
Se lee en 1 minutos
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
0
Comparte en:

Estímulo. Si por algo se caracteriza “El pañuelo de la hija de Pipino”, de Rosmarie Waldrop (Kitzinger, Alemania, 1935), es por su capacidad de convertir la anécdota local, familiar en una narración hipertrofiada del escenario europeo que dio lugar a las dos guerras mundiales. Waldrop, poeta alemana radicada en EE.UU. desde finales de los cincuenta, escribe un relato divertido y amorosos, donde su peculiar dominio de la lírica le permite organizar una “performance” creativa e inquietante en torno a una familia, o no exactamente.

La historia en apariencia sencilla deja de parecérnoslo a medida que leemos. De esto nos advierte el escritor Ben Lerner, autor de una nota inicial a la novela muy lúcida, que me ha hecho recordar la utilidad de aquellos textos preliminares y no de lucimiento personal. El asunto es, más o menos, el que sigue: tres hermanas, Andrea, Doria y Lucy, comienzan a lanzarse preguntas en torno a sus orígenes. Así, reconstruyen la imagen de Frederika, su madre, para averiguar cuál fue el material del que alimentó su vida. Para ello, al comienzo sitúan el hecho de que su padre, Josef, tuviera que compartir a su madre con un amigo, Franz, pocas semanas después de casarse, dejando en suspenso la paternidad de las gemelas Andrea y Doria. A Lucy esto le desternilla, porque decide colar entonces una anécdota del siglo VIII entre sus conversaciones, intentando subrayar la aleatoriedad de los hechos en la vida de alguien.

$!Rosmarie Waldrop y la sensualidad más inquietante en ‘El pañuelo de la hija de Pipino’

Título: El pañuelo de la hija de Pipino

Autora: Rosmarie Waldrop

Editorial: Periférica, 2025

Waldrop, al igual que Rose Macaulay, autora de “Las torres de Trebisonda” (publicada en España en 2008), es una narradora genial que, para bien o para mal, ha emplazado los estándares lectores para este 2025 muy alto. Con este libro desmiente, por un lado, que los poetas no puedan escribir novelas indecorosas y alucinantes con anécdotas narrativas enjundiosas y, por el otro, rompe con la idea de la madre maléfica que decide hacer su vida en libertad. La ausencia del relato psicoanalítico en torno a la figura materna supone una novedad en este tipo de libro, así como una victoria para Waldrop, que no para de reírse con el lector, buscando siempre su complicidad.

En “El pañuelo de la hija de Pipino” se celebra con alegría la falta de corrección política, el desbarre del humor negro, la astrología y el hecho de que el drama que posee una narración pueda ser algo a elegir. La oscuridad es algo que debe integrarse con ternura; es, más bien, cómo te la tomes, y que ese margen de decisión te venga otorgado por el hecho mismo de escribir.

Comentarios
Multimedia Diari