En Ponent, aunque a veces caiga en el olvido, nadie se muestra ajeno a lo que sucede en la sociedad. La exigencia del día a día no impide que sus gentes disfruten de las conmemoraciones especiales y Sant Jordi se marca en fluorescente. La Plaça de la Constitució de Bonavista y su Rambla conviven con la costumbre del vermú y la tapa casi a diario, aunque ayer lució otro tipo de jarana, más relacionada con la cultura popular, la tradición y la artesanía.
Cuando el día de la rosa y el libro asoma la cabeza, ese centro neurálgico se nutre de paradas con todo tipo de artilugios relacionados con la leyenda, aunque existe espacio para otros menesteres.
Por ejemplo, Andrea Roig presume de creaciones deliciosas en aquello que ella misma define como «el arte de hacer nudos». Los tejidos y los diseños que expone su stand llaman la atención de un público más adulto. Andrea debuta en este tipo de mercadillo ambulante y ha sumado a esa causa a su pareja, y a Paula, de esas dependientas que le vendería un peine a un calvo.
Las sonrisas precoces de las niñas y niños del barrio se acumulan a medida que la mañana se consume. La infancia se amontona en el espacio de los globos, hechos a medida del consumidor. La demanda hace que se genere espera, aunque algunos padres y algunas madres prefieren hacer tiempo descubriendo las rosas y los libros que reinan en los paradistas más vinculados a la festividad.
Las estampas resultan, a veces, conmovedoras. Sobre todo cuando uno de esos padres, fiel al hábito, le regala la rosa a su pequeña con un orgullo que no le cabe en el pecho. También una pareja de chicos acude al ritual, entre la emoción y la media vergüenza cuando la cámara del celular les apunta para inmortalizar el instante.
Compartir en familia
Sant Jordi genera eso, oportunidades para compartir emociones con seres cercanos, incluso situaciones educativas para los más pequeños y las más pequeñas.
Entre la complicidad de los asistentes, el altavoz instalado para la ocasión retumba con La Orilla, el último himno de los Viva Suecia. Que nadie crea que sólo suena reguetón, la play list invita a otros registros melódicos.
En Bonavista, el ramillete de paradas y la fiesta popular no va a ser fruto de un día. Se ha preparado un programa que propone esta actividad hasta el martes 23, día de Sant Jordi, el de la celebración por todo el país.
Para amenizar una espera que, a veces, parece interminable, en Ponent ya se han encargado de avisar con iniciativas enriquecedores y espacios para el arte. Sus gentes lo disfrutan con entusiasmo.